María Rosa Fullone de 56 años era médica generalista y especialista en Dermatología. Ingresó a Terapia Intensiva el lunes 22 de febrero por complicaciones de Covid. El 27 del mismo mes le llegó su turno para vacunarse, pero fue demasiado tarde: Fullone falleció este jueves en el Hospital Fernández, donde se desempeñaba como parte del personal de Emergencias, cumpliendo el rol de jefa de guardia los fines de semana.

Un caso similar ocurrió en el Hospital de Quemados, donde Carlos Sereday de 65 años, jefe de Cirugía Plástica, murió el sábado pasado también sin estar vacunado.

La Ciudad de Buenos Aires todavía no completó la vacunación de la totalidad del personal de salud, ni siquiera de los hospitales públicos, como los casos de ambos médicos muestran. En el caso del Fernández, el director del Hospital declaró que aún falta vacunar al 20% del personal.

Al día de hoy, la Ciudad recibió un total de 211.900 dosis, de las cuales 155.900 son exclusivas para el personal de salud (vacunas Sputnik V y Sinopharm), siendo las primeras 48.600 para las primeras líneas de exposición al coronavirus. Se administraron 158.999; de ellas 114.363 fueron para los trabajadores de la salud (Fuente: Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires). Es decir que falta aplicar más del 25% de las dosis, aunque lo más grave es que aun faltaría inmunizar al 30% del personal (Infobae, 05/03/2021). No son datos oficiales porque el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no los presenta: no hay un registro de cuántos son los integrantes del sistema de salud, tanto público ni privado, ni que sector integran ni cuantas dosis se les entregó a cada uno de ellos o cuantos faltan vacunar.

Ocultan datos con la intención de esconder que la vacunación en la Ciudad es deficitaria. Desde escasez de dosis hasta falta de vacunatorios, pasando por la dificultad para acceder a un turno (recordemos que la asignación para adultos mayores implicó el colapso del sistema, quedando aún cientos en lista de espera) o el hecho de que, como en el caso de la médica Fullone, llegue demasiado tarde.

La noticia también interrumpe en medio de la maniobra de privatización del sistema de vacunación, que Gabriel Solano, legislador del FIT, denunció. Se trata de contratos con empresas prepagas y obras sociales que no se conocen en profundidad por ser confidenciales (lo cual resulta conveniente para los negociados del gobierno de la Ciudad), pero que establecen la entrega de una serie de dosis exclusivas para el sector privado de la salud, salteándose las prioridades establecidas y rompiendo el registro único de vacunación, privilegiando a un sector de la población por encima de la que no tiene cobertura de salud paga.

El manejo actual del proceso de vacunación muestra el fracaso de los gobiernos, tanto nacionales como provinciales, para llevar adelante una campaña de inoculación exitosa que tenga como prioridad a los trabajadores y, a su vez, pone de manifiesto el uso que se hace de los recursos del Estado para mantener los beneficios de clase.

La pelea por un registro de vacunación único, transparente y con criterios claros bajo control de los trabajadores, la liberación de las patentes, la centralización del sistema sanitario, el aumento de presupuesto, la recomposición salarial y la garantía de vacunación para todos los trabajadores de la salud, docentes y demás trabajadores esenciales está a la orden del día. El control de la vacunación debe estar en manos de la población.

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