Salud

30/4/2020

Clínica San Carlos: la muerte de Serafina Gigena

La responsabilidad es de la patronal y del Estado.

La situación que explotó el último viernes en la clínica San Carlos (con más de 23 casos positivos y 4 muertes confirmadas hasta el momento) fue anticipada por las protestas de sus trabajadores y familiares en las semanas previas y también es el “corolario” de una clínica que funcionó –con el aval de PAMI, el municipio de Escobar y la provincia- con una atención contra la salud de los jubilados.



Entre las muertes que deja la clínica está la de Serafina Gigena –abuela de Verónica, compañera del Polo Obrero de Savio- que grafica de manera cabal el manejo de esta clínica contra los afiliados a PAMI y su accionar frente a la pandemia, que deja al establecimiento como foco de infección con el 40% de los casos confirmados en el distrito, que son más de 45.



Serafina ingresa a la clínica el lunes 13 de abril con un cuadro que luego será diagnosticado de pancreatitis aguda por lo que es internada ese mismo día. Pasó toda esa semana internada sin mantener contacto con su familia, sin información oficial y sin saber cómo evolucionaba. Recién el martes 21 se le informa a la familia que a Serafina le han hecho el hisopado para saber si estaba infectada de Covid-19; el día previo –lunes 20- trabajadores y familiares protestaron en la Ruta 26 reclamando por EEP, hisopados y denunciando múltiples casos dentro. El día miércoles 22, informan que Serafina tenía el alta por pancreatitis y que por ende, debían buscarla. Esta indicación vía telefónica, y sin saber el resultado del hisopado el día anterior, lleva a deducir que desde la clínica buscaban “deshacerse” de los enfermos por coronavirus para resguardarse de toda responsabilidad, por lo cual la familia comunica que primero quiere saber el resultado del hisopado y el documento de alta médica. La canallada orquestada pinta de cuerpo entero a las autoridades.



Tras la confirmación del cuadro de Covid-19, y siguiendo una línea de búsqueda de respuesta e información, la familia se moverá desde las oficinas de PAMI en Del Viso hasta el Ministerio de Salud y haciendo infinitos llamados de teléfono a distintas dependencias para asegurar el tratamiento de su abuela. Ninguna respuesta. Mientras tanto, desde adentro de la clínica, Serafina denunciaba con su familia los malos tratos a la que era sometida desde comidas frías e insuficientes, baños con camisolín puesto que se terminaba secando sobre su cuerpo, negativa para consumir sus medicamentos, el no cambio de pañales sucios, convivir con la chata de deshechos a su lado.



Finalmente -el viernes 24 tras el cierre- se logra el traslado de la compañera a una clínica de Vicente López pero fallece días después. Los familiares no pudieron siquiera reconocer el cuerpo.



La titular del PAMI, Luana Volnovich, en compañía del intendente Sujarchuk, en el circo mediático desplegado el día viernes declaró “el sanatorio San Carlos estaba en una desidia total”. Esta declaración es una afrenta a los familiares y trabajadores que vienen denunciando la situación de desidia y maltratos desde hace tiempo. Las autoridades del PAMI y el Municipio han tenido sobradas muestras de lo que sucedía en la San Carlos. Solo el disparo de infectados y muertos, y su mediatización en medios de comunicación nacionales, los movió a ensayar una salida para deslindarse de toda responsabilidad. Ellos también son responsables por la masacre que han propiciado junto a las autoridades del sanatorio.



Por estas horas, Sujarchuk ha hecho votar en el Concejo Deliberante –que sesionó extraordinariamente- la intervención de la clínica y el cambio de nombre a Néstor Kirchner, lo que ha suscitado la indignación de los vecinos al no reconocer a los médicos muertos siquiera, y cambiado el eje de la cuestión sobre las responsabilidades sanitarias y políticas que les cabe en esta crisis.



Desde el Partido Obrero hacemos responsables de la muerte de Serafina, Elena Rojas y otros dos jubilados, a las autoridades de la Clínica, las autoridades del PAMI, el Municipio de Escobar y reclamamos justicia. Nuestra salud y vida no pueden pender de un hilo para ser la moneda de cambio del lucro privado.