Salud

2/2/2012|1210

El negocio de la salud porteña

Tribuna de Salud

El discurso sanitario de Macri y Lemus es una versión refinada del de sus antecesores.


Si durante varios lustros la discusión giró en torno del lugar que ocupaba el “tercer pagador” (al que se le podían cargar los costos del gasto sanitario, reduciendo el gasto público o, en su defecto, recuperando parte del costo), el cual estaba representado por la seguridad social, los seguros médicos privados y hasta por personas provenientes de otras jurisdicciones, el paradigma actual es el de la rentabilidad.


Esa es la orientación que fijó la presentación del Presupuesto 2012 en octubre pasado y es la que aparece en las palabras del subsecretario Novick, quien dijo que el plan de salud está organizado en tres ejes centrales: modelo de atención, de gestión y financiamiento.


Dijo Novick: “El financiamiento… tiene que ver con facturación… Aquí, lo que aparece como costo-beneficio es todo un capítulo dedicado a un análisis técnico, objetivo, concreto de qué se financia, de qué forma, con qué propósito, cómo se va a seguir el resultado efectivo de las acciones de financiamiento, adónde se alojan esas acciones, cómo se planifican las obras, cómo se planifica la articulación, cómo se manejan los procesos en pos de eficiencias que minimicen la inversión en relación con los objetivos que se buscan. Por eso es una línea estratégica dentro del capítulo de financiamiento”.


El presupuesto presentado para 2012 asciende a 6.620 millones. Sin embargo, en el mismo recinto se denunció una desestimación de por lo menos 1.000 millones, sin contar que el mismo no contempla el incremento salarial.


Si el 67% del presupuesto corresponde al gasto en personal (salarios), la conclusión es una sola: los números del Ejecutivo son una burla.


En el proyecto, los “bienes de uso” representan el 7% (433 millones) correspondiente al Plan Plurianual de Inversiones que incluye “Obras”y “Mantenimiento”. Un porcentaje absolutamente insuficiente.


La Ciudad subejecuta los presupuestos en cada administración y reduce los gastos devengados (comprometidos), mientras reprograma recortando el gasto presupuestado e infla el porcentaje de lo realizado.


Es lo que se llama contabilidad creativa.


Los edificios de los hospitales se encargan de mostrarnos la verdad.


La lluvia derrumbó los cimientos de un pabellón abandonado y comprometió las estructuras de dos salas de pediatría (las que debieron ser desocupadas) en el Hospital Muñiz. El presupuesto de reparación, ya acumula dos rechazos.


El incendio en el Hospital Alvarez dejó al descubierto, sin atenuantes, esta realidad. El subsecretario ingeniero Kirby dijo que para continuar la obra presupuestada en 2012 para la Guardia del Alvarez, primero había que mudarla para poder tener espacio para hacer la obra. ¡Seguramente, el fuego también se encargó del proyecto!


Las obras en los hospitales neuropsiquiátricos acumulan retrasos y promesas incumplidas.


Pero el negocio lo hace la empresa ASI, la que cobra el 3% por facturarle al Pami Profe y el 16,5% por la cobranza de las obras sociales.


Este es el verdadero objetivo de la gestión: la preservación del negocio capitalista de la salud.


En la antesala de la discusión salarial y frente al derrumbe edilicio, todos los trabajadores de salud de la Ciudad debemos preparar nuestra intervención. Es tiempo de unificar el reclamo salarial y plantear una paritaria única, preparando asambleas hospitalarias y eligiendo delegados con mandato de las bases.