El sistema sanitario de Río Negro se encuentra vaciado. Faltan reactivos de laboratorio, faltan insumos para imprimir radiografías, faltan medicamentos elementales para pacientes ambulatorios, no se autorizan turnos de alta complejidad con la celeridad que demandan determinadas patologías, se suspende la atención de especialidades críticas por falta de recurso humano, la aparatología que se rompe puede estar meses sin reemplazarse, suspensión de cirugías por falta de anestesia, se han cerrado sectores de neonatología por falta de personal, renunció el único cardiólogo del hospital de Río Colorado.

Sectores enteros de enfermería súper explotados por falta de personal en todo el territorio, lo que llevó a una importante reunión en el Hospital de Viedma para revertir dicho cuadro e incluyó la renuncia de 20 enfermeras y de la única neuróloga infantil del Hospital de Bariloche. Sin funcionamiento la cocina del Hospital de Cipolletti. Sin garantizarse la atención de Embarazo de Alto Riesgo en Hospital de Regina, sólo dos médicos para toda el área que va desde Gobernador Duval, La Pampa, hasta Mainqué. Pacientes oncológicos en Gral. Roca acaban de denunciar la suspensión de tratamientos por parte del Estado.

Se cubren guardias con un mismo profesional trasladados de otras ciudades de hasta tres días seguidos con el soborno de un pago diferencial. Y en otros casos como en Campo Grande solo hay dos médicos para atender a toda la población, llegando a tener jornadas de 28 horas laborales consecutivas día por medio.

Sólo en el hospital de la capital provincial los trabajadores nucleados en Asspur denuncian un faltante de cerca de cien trabajadores para todos los oficios, y el estado de deterioro del parque automotor obliga a realizar traslados en vehículos “atados con alambre”.

Desde luego la persecución a los luchadores comienza a tomar formas concretas, tal es el caso del delegado de Asspur de Cipolletti, a quien pretenden enviarlo a un centro de salud sacándolo de quirófano.

Las y los trabajadores que se jubilan, todos mano de obra calificada de todos los servicios, y no se reponen las vacantes; y allí donde se produce un ingreso deben esperar hasta tres meses para cobrar el primer sueldo.

La cortina de humo del gobierno es el “anuncio” de la construcción de nuevos hospitales, cáscaras vacías e inconclusas.

En este marco en el que las y los trabajadores son forzados a extender la jornada laboral por medio de horas extras, devaluadas. Se agrega el ingrediente de la brutal liquidación del poder adquisitivo del salario, que lleva siete años consecutivos sin que se les mueva un pelo a la CGT ni la CTA, agravada por la devaluación de Massa postelecciones.

La obra social provincial, doblemente vaciada por la propia patronal estatal al ingresar por rentas generales el dinero de los afiliados y por el desfinanciamiento de las enormes sumas en negro, priva a los propios estatales del acceso a la salud, debiendo abonar por prestaciones privadas. Y una alícuota para jubilados del 12%.

Los “arreglitos” por sector con los médicos que pretende introducir la patronal, maniobra divisoria, tampoco van a resolver la crisis del sector, que explotó con la pandemia y se ha profundizado con el saqueo de recursos que se destinan a prácticas extrahospitalarias, que van a financiar al sector privado, y al pago del Plan Castello.

Asspur, sindicato de la salud parido en la pandemia, batallando por su inscripción gremial y exigiendo su propia paritaria, tiene la enorme tarea de sintetizar esta calamidad, involucrar a la comunidad usuaria del hospital público en defensa propia y poner en pie un plan de lucha convocando también a una acción conjunta con el resto de los empleados públicos.

No podemos llegar a octubre con una clase obrera derrotada, lo que abonaría un ascenso de la ultraderecha, enemiga de la ciencia, la ESI, la IVE. El ajuste es ahora. Impulsemos nuestros reclamos: pase a planta permanente de todos los precarizados, salario mínimo inicial en blanco $384.000; equiparación del punto de guardia para la ley 1.844 y 1.904; incorporación ya de RR.HH; reducción de la edad jubilatoria y defensa del 82% móvil; autarquía del Ipross, y elección de su directorio por los propios afiliados y sus trabajadores.

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