Salud
12/5/2020
Hormonización: de lo que no se habla en las carreras de Salud
Una ley de Género que no plantea una salida.
,integrantes de Antídoto - Estudiantes de Farmacia y Bioquímica de la UBA
La terapia hormonal cruzada es una forma de inducir cambios corporales según la identidad y género autopercibides mediante la administración de hormonas. Para las personas que quieren “feminizar” su cuerpo se administra estradiol y antiandrógenos que disminuyen la síntesis de testosterona (espironolactona y acetato de ciproterona). Mientras las personas que quieran expresar caracteres secundarios masculinos utilizan testosterona.
Una vez realizados los estudios iniciales se comienza la terapia eligiendo dosis y métodos según el cuerpo de cada une y viendo cuál es el que genere mejores resultados, estos van variando porque el proceso es dinámico y se van ajustando también según los resultados de laboratorio. Si bien las hormonas suelen producir los efectos deseados también tienen efectos adversos por lo que es fundamental el seguimiento integral y el acompañamiento psicológico. La terapia puede ser completa o no ya que hay muchas personas que buscan algunos cambios solamente, como es el caso de algunas personas no binaries y también depende de la edad a la que se inicia el tratamiento porque no es lo mismo realizarlo en un adolescente, que recién está induciendo cambios en su cuerpo, que en una persona adulta.
Con la terapia se producen cambios reversibles e irreversibles. Uno de los reversibles es la modificación de la distribución de grasa, por eso al interrumpir la terapia de hormonización se va a producir un retroceso en todo el progreso logrado. Esto genera a nivel psicológico un impacto muy negativo en la psiquis de las personas. A su vez, la automedicación puede producir efectos adversos y complicaciones a futuro limitando el tratamiento.
Faltante de hormonas auspiciado por una ley vacía
Durante la pandemia se agravó la situación del faltante de hormonas en todo el país, , dejando en evidencia el vaciamiento y el colapso del sistema de salud ya preexistente. Se manda a las personas a buscar hormonas de un lado a otro, les dicen que las compren y que después se les va a reintegrar la plata cuando la ley de Identidad de Género en su Artículo 11 establece que estas tienen que ser provistas por el Estado de forma gratuita. Además, la profundización de la crisis económica agravó los ingresos de todas las personas haciendo imposible la compra de medicamentos. Por eso pausar el tratamiento en este contexto ubica a las personas dentro del grupo de riesgo llevándolas a un cuadro de inmunodepresión.
A pesar de contar con una la ley de Identidad de Género, producto de la enorme lucha del movimiento Lgbt+, esta no garantiza nuestros derechos más fundamentales como ser el acceso al trabajo (cerca del 90% se encuentra desocupade), al estudio, a una vivienda digna o el acceso a la salud, la expectativa de vida sigue siendo de 35 años y la Ley no se implementa a nivel institucional ni estudiantil. A les travesti-trans o no binaries encarcelades no se les respeta su identidad sexual y de género imposibilitando tener un registro real de cuántas personas detenidas del colectivo hay, a la vez son una población de mayor vulnerabilidad (sufren violaciones, abusos, les utilizan de mulas para el tráfico de drogas), y siguen aumentando los crímenes de odio durante la pandemia. Otro limitante de la Ley es que una persona no binarie no tiene la posibilidad de poseer un documento que represente su identidad de género al seguir perpetuando un modelo binario en las instituciones gubernamentales.
Por todo esto el acceso a la salud pública es un reclamo fundamental, que se vuelve aún más necesario bajo la cuarentena. Los laboratorios no están produciendo hormonas porque el Estado destina la plata al pago de los intereses de deuda y bonos en lugar de volcar esos recursos al sistema de salud y a medidas concretas que respondan a las principales demandas que vienen levantando las mujeres, diversidades sexuales y el conjunto de la clase obrera. Mientras tanto, se sostienen los negociados con los laboratorios privados en lugar de desarrollar la producción nacional de las hormonas, que prefieren pagar grandes sumas de multas en lugar de solucionar el desabastecimiento. Para que las obras sociales aseguren la gratuidad de las hormonas se debe pasar previamente por una fuerte burocracia que muchas veces inventa excusas limitando y atrasando los tratamientos.
El Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad dirigido por Elizabeth Gómez Alcorta, no responde a ninguna de las principales problemáticas y demandas del movimiento de mujeres y diversidades sexuales y de género. Las campañas del “barbijo rojo”, para quienes sufren violencia de género o los llamados a la línea 144, depositan la responsabilidad de denunciar y de actuar sobre las víctimas. Al igual que el falso aumento de los planes sociales, todas estas son medidas que no destinan ni un solo peso para combatir los femicidios, transfemicidios y apalear la crisis que sufren hoy las mujeres y la comunidad Lgbti.
La falta de perspectiva Lgbt+ en el sistema educativo
En las carreras de la UBA vemos la orientación binaria cisheteronormativa que tienen nuestros planes de estudio, en particular en las carreras de Salud donde no se enseña sobre la hormonización ni sus efectos en el cuerpo. Como futures profesionales vemos la necesidad de que sean introducidos estos temas a la currícula de las materias para no seguir perpetuando la exclusión de las personas travesti-trans y no binaries del sistema de salud, para orientar a les estudiantes cuando quieran realizar una terapia de hormonización cruzada y que estén formades en el tema.
Esto no es algo aislado, ya que vemos constantemente la injerencia de la Iglesia en nuestros planes de estudio implantando contenidos Lgbt odiantes y misóginos. En los terciarios de la provincia de Buenos Aires, los planes de estudio de los profesorados de educación secundaria no tienen en su currícula materias específicas de Educación Sexual lo que les obliga a realizar capacitaciones pagas. Actualmente, se quiere avanzar en el cierre del único postítulo de ESI gratuito en el profesorado Joaquín V. González, mientras el ministro de Educación, Nicolás Trotta, negocia los contenidos de la ESI con el episcopado.
Estamos ante un gobierno y un ministro de Educación, que junto con las autoridades de la Universidad, pretenden implementar una educación al servicio del mercado, avanzando en la degradación de nuestra formación, la devaluación de los títulos y el recorte y vaciamiento de contenidos de nuestras carreras para trasladarlos a posgrados arancelados. Esta orientación es incompatible con la integración de los contenidos que venimos reclamando ya que se opone a sus “ideales institucionales”, sumado a que no se destina presupuesto para resolver las principales problemáticas de las mujeres y disidencias, como un régimen especial de cursada para víctimas de violencia de género o la puesta en pie de gabinetes interdisciplinarios de asistencia en las facultades. Lejos de ello, tenemos un protocolo con infinitas limitaciones, desfinanciado, que termina reducido a una casilla de mail.
Organicémonos por nuestros reclamos
A 8 años de la aprobación de la ley de Identidad de Género, nuestras reivindicaciones están más vigentes que nunca, sigamos organizándonos de forma independiente y luchando por todos nuestros derechos.
Regularización de los tratamientos hormonales a nivel nacional.
Producción nacional de hormonas, que no se sigan sosteniendo los negociados con los laboratorios privados.
Una ley de Identidad de Género que contemple las identidades no binaries.
ESI, Laica, Científica y con perspectiva de género.
Reclamamos que se incorporen los contenidos sobre hormonización en las currículas de las carreras que corresponda y que sean discutidos en comisiones democráticas con la participación de la mayoría de estudiantes y docentes.
Subsidio de $30.000 para les compañeres e IFE irrestricta.
Cupo laboral travesti-trans y real implementación en los lugares donde está sancionado.