El pabellón central de atención y el área programática están clausurados. Los primeros dos pisos quedaron destruidos por las llamas. De hecho, en el 2º piso todavía se encuentran los cadáveres de las palomas ahogadas por el agua de los bomberos. La central telefónica no funciona: el Alvarez es un hospital sordomudo,ya que no hay líneas de comunicación interna. Sólo han quedado disponibles tres quirófanos para la atención de guardia. Hay salas donde se tienen que hacer hasta tres pisos por escalera, porque no funcionan los ascensores. Más de cien camas están inhabilitadas. Las instalaciones eléctricas no han sido renovadas, por lo que en pabellones enteros siguen existiendo riesgos de “accidentes eléctricos”.
Los trabajadores del hospital soportan toda esta situación acumulando bronca por abajo. Los magros sueldos en el inicio de una escalada de tarifazos y ajustes empiezan a ser cuestión de debate. La asamblea general del hospital del 18 de enero, en la que participaron cientos de trabajadores, mostró el estado de ánimo de las bases, las que colocaron a las direcciones gremiales (Suteba, profesionales, médicos municipales) entre la espada y la pared: o están para defender la salud y seguridad de los trabajadores y usuarios del hospital, o siguen su compromiso con la dirección del hospital y el gobierno.
La asamblea resolvió formar una comisión de vecinos y trabajadores de control de las obras. Se inició un peritaje y una investigación del estado edilicio del hospital de forma independiente a la de los peritajes que lleva la justicia de la Ciudad. Se realizó, el último 10 de febrero, un gran abrazo al hospital, donde participaron más de 300 trabajadores, el cual contó con la solidaridad de decenas de hospitales, la Inter-hospitalaria, organizaciones sociales y la comunidad boliviana del barrio, todo organizado por el Frente en Defensa del Hospital Alvarez.
El próximo 2 de marzo, se realizará una nueva asamblea general de trabajadores y usuarios. Será el lugar para poner de relieve el impasse de las obras, los peritajes realizados de forma independiente y para preparar una gran jornada de lucha para el 16 de marzo, cuando se cumplan dos meses del incendio. Una jornada de lucha que tenga un contenido concreto: queremos el inicio inmediato de las obras, a cargo del Estado y bajo el control de trabajadores y usuarios. Necesitamos un hospital seguro y digno. Hay que iniciar una gran campaña de agitación, por ejemplo bajo la forma de un petitorio, para darle a este movimiento de lucha un programa de reclamos concretos. Hay que unir fuerzas con todos los hospitales y sectores de lucha para encarar una pelea de conjunto.