En la mañana del Lunes 8, el director ejecutivo del Hospital Posadas, Alberto Maceira dio una entrevista en radio Futurock, donde declaró: “Estamos en el límite superior no hay más posibilidad de ampliación. Tenemos 90 camas y estamos usando 12 de pediatría para atender a pacientes  adultos.”  Con estas declaraciones colocó la realidad difícil que atraviesa el equipo de salud de dicho Hospital, pero que bien podría trasladarse a cualquier hospital  del conurbano bonaerense. La alarma se pone más grave por que estamos hablando del hospital más grande de la provincia y al que el gobierno nacional  le destinó más recursos económicos que a otros. Sin embargo el colapso está latente.

A lo largo de esta cuarentena el gobierno se jactó de haber preparado al sistema de salud para el pico de la pandemia, la inversión en recursos, insumos y aparatologia. Pero acercándonos al tan mentado pico observamos cómo el sistema de salud empieza a resquebrajarse.

A lo largo de la entrevista, Maceira  expuso, la fragilidad de la realidad cotidiana, allí enumeró el incremento de camas de cuidados intensivos, los cuales pasaron de 28 a 70, pero no así el recurso humano necesario para sostenerla, este es el gran problema que están atravesando los trabajadores de salud. El recurso humano está agotado, y sin posibilidades de recambio, planteo, y continuó diciendo como el hospital se había preparado desde muy temprano, lo que omitió, fue que lo único que no se preparó fueron las condiciones de los trabajadores que son los principales perjudicados.

No solo no se incorporó el personal necesario, sino que el que 670 trabajadores del plantel se contagiaron de la enfermedad, más de 400 de los cuales siguen en aislamiento y dos compañeros fallecieron. Es claro que la pandemia puso al rojo vivo las pésimas condiciones preexistentes, pluriempleo, jornadas laborales extenuantes y trabajadores muy mal pagos,  sumado a paritarias congeladas y un bono de 5 mil pesos, que no cubre las necesidades reales de los trabajadores. Si algo queda claro es que nunca se consideró prioritario el recurso humano.

Para hacerle frente al virus necesitamos políticas de fondo que el gobierno nunca atinó a tomar, hoy se pone de manifiesto que el planteo de  la  centralización del sistema de salud es una necesidad. El mismo no solo unificaría y permitiría una aplicación racional de los recursos de camas e insumos sino del tan preciado recurso humano que tanto falta en estos momentos críticos.