Salud
7/4/2020
La Plata: el coronavirus y el vaciamiento de la salud
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Varios medios platenses se han hecho eco los últimos días de las denuncias de trabajadorxs de la salud de la región sobre la insuficiencia de los insumos, las condiciones de precarización laboral en las que trabajan y la corroída infraestructura del sistema sanitario.
Han coincidido en estas denuncias las entidades de profesionales de la salud de la región (la Agremiación Médica Platense, el Colegio de Médicos de la Provincia Distrito I, CEMIBO, AMRA La Plata y el Frente Médico Regional), enfermerxs del Hospital de Niños, asambleas del Hospital San Martín, trabajadorxs del Alejandro Korn y el San Juan de Dios.
En un documento que circuló, dirigido a la comunidad platense, señalan “paupérrimas condiciones” de trabajo “a cambio de salarios de hambre, precarizados, poli-empleados, yendo del hospital a la clínica y de la clínica al consultorio para llegar a fin de mes”. Agrega que el sistema sanitario se encuentra “híper demandado, desfinanciado y atravesado por una crisis estructural crónica, que nos coloca en una situación de altísima vulnerabilidad, signada por la escasez de infraestructura, insumos y equipamiento”.
En las últimas horas se ha difundido además un video grabado por una ginecóloga del Hospital Gutiérrez, en el que denuncia que presenta síntomas compatibles con el coronavirus y que se cansó de llamar a la línea 148 sin recibir respuesta. El dato es preocupante porque revela que con solo nueve casos confirmados en la ciudad no está funcionando el principal dispositivo de detección de contagios.
A eso se agrega que hasta el día de hoy es una incógnita la cantidad de camas con respiradores que posee la ciudad, aun cuando el 17 de marzo el municipio debía elevar un informe de la situación a provincia. Siguiendo las recomendaciones de la OMS, La Plata debería contar con una capacidad de entre 6.300 y 8.100 camas disponibles para los 900.000 habitantes de la región, pero según los informes de Juan Riera, director Provincial de Hospitales, habría 5.000 para toda la provincia, pero ello contando unas 2.000 del sector privado. Sin embargo, el gobierno ha reculado de la posibilidad de disponer los recursos de las clínicas y sanatorios privados para hacer frente al virus, mientras que -como el propio Riera afirma- en los hospitales públicos la ocupación de las camas ronda el 70% en el Conurbano y el 50% en el interior.
La salud pública de la provincia ingresa a esta crisis sanitaria con la misma partida asignada en el ajustador Presupuesto 2019 de Vidal. Kicillof prorrogó ese presupuesto, tras un año en el que perdió más de la mitad de su valor, mientras paga al contado a los bonistas de Nueva York. Los “hospitales de campaña” montados en la zona por el Ejército, en la República de los Niños y en la cancha de Estudiantes, pueden derivar en “aguantaderos” dado que no poseen los insumos ni el personal que demanda la atención de pacientes con covid-19. El intendente Julio Garro, de Cambiemos, solo ofreció un cierre de los accesos a la ciudad, profundizando la absoluta improvisación y descoordinación de los distintos niveles del Estado ante la pandemia.
Mientras tanto, en las barriadas acecha el hambre, el hacinamiento y pésimas condiciones de higiene con basurales a cielo abierto y la contaminación de los arroyos. Aquí también salió a la luz la desidia del municipio, que se limitó –en un operativo conjunto con Cáritas, el Consejo Social de la UNLP- a repartir 25.000 precarios bolsones de comida, cuando se calculan en más de 38.000 las familias en situación de pobreza extrema, repartidas en 240 asentamientos (según último informe del Observatorio Económico y Social de la UCALP). Esto quedó en evidencia cuando, para recibir la asistencia, se formaron el domingo por la mañana largas colas en los barrios, exponiendo a esas familias al contagio.
El mismo cuadro se repitió en el centro de la ciudad, con filas de hasta cinco cuadras desde las 6:00 de la mañana para el cobro de haberes en el Banco Provincia, exponiendo así a los jubilados, que forman parte de la población de riesgo.
Frente a esta situación, desde el Partido Obrero y las agrupaciones de la Coordinadora Sindical Clasista llamamos a fortalecer la lucha para que se atiendan las demandas de las asambleas y organizaciones de lxs trabajadorxs de la salud. Para ello, reclamamos la centralización del sistema sanitario, público y privado, bajo control de lxs propixs trabajadorxs.
Planteamos también la suspensión del pago de la deuda provincial, para que se destinen los recursos al sistema de salud provincial para abastecerlo de todos los insumos necesarios, aumentar la cantidad de camas con respiradores y de equipos de protección personal, e incrementar la planta de enfermerxs y médicos con salarios mínimos iguales a la canasta familiar.
Exigimos que los “hospitales de campaña” sean provistos de los recursos necesarios, y se garantice la atención de la línea 148 con el salario correspondiente para lxs trabajadorxs y con los cuidados sanitarios que correspondan según los especialistas y las demandas de los mismos operarios.
Para ampliar la capacidad de respuesta también debe establecerse, respetando las condiciones laborales de convenio, la articulación con los profesionales de la UNLP y la disposición de los laboratorios y centros de investigación.
Para garantizar medidas de prevención, llamamos a organizar en los lugares de trabajo comprendidos como servicios esenciales comités de seguridad e higiene. Además, sostenemos que para garantizar la cuarentena es necesario la prohibición efectiva de despidos y suspensiones, y el otorgamiento de un subsidio al parado de 30.000 pesos, junto con la provisión de alimentos y artículos sanitarios a los comedores populares y escolares para satisfacer toda la demanda.