En las últimas horas se conoció la muerte por Covid-19 de un trabajador de Urbano Express Argentina, empresa de logística y correo privado con sede en Villa Lugano, Ciudad de Buenos Aires. Es el primer desenlace fatal que golpea duramente a sus trabajadores, pero no una novedad: en la empresa se registran aproximadamente unos cincuenta casos positivos, la gran mayoría en las últimas dos semanas.

La empresa, cuya actividad fue declarada esencial, no detuvo su marcha pese a los primeros contagios entre los trabajadores, no los informó al personal y no siguió un protocolo de aislamiento, testeos a contactos estrechos ni desinfección cuando se registraron aquellos primeros casos entre los trabajadores o sus familiares.

Agustín “el Chelo” Mamani, el compañero fallecido, se desempeñaba en el área de logística, que junto al centro de tratamiento postal es donde más se propagó el virus. Este sector es “la vaca lechera” de la patronal, ya que terceriza servicios para Mercado Libre y Netshoes, entre otras. Agustín era parte de los grupos de riesgo, por lo cual debería haber sido licenciado desde el inicio de la cuarentena allá por marzo. El convenio camionero, lleno de viáticos y sumas no remunerativas, impide a un trabajador gozar de una licencia sin presentarse y además sumar horas extras.

“El Chelo” fue víctima de la voracidad patronal y de la complicidad del gremio camionero, cuyos delegados solo recorren los pasillos y las plantas para ajustar los ritmos de trabajo según el interés patronal, sin importar la salud de los trabajadores.

Más que nunca resulta necesario que los trabajadores se organicen de manera independiente en sus lugares de trabajo para exigir que los protocolos sanitarios se cumplan efectivamente.

Compartimos el poema que los trabajadores de Urbano Express escribieron para “El Chelo”: