Salud
23/7/2021
Primer caso “no importado” de la variante Delta: 17 millones de personas esperan la segunda dosis
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Ya son 29 los casos de la variante Delta registrados en el país; 28 fueron detectados en personas que reingresaron luego de haber viajado por distintos lugares de América del Norte, América Central y Europa. Este jueves, sin embargo, se registró el primer caso que se contagió en territorio nacional. Desde el Ministerio de Salud informaron que se trata de una persona que tuvo contacto con un viajero, siendo ese el nexo epidemiológico.
Sea cual sea el origen, lo cierto es que la variante Delta se está convirtiendo en una amenaza cada vez más real para nuestro país. Cada caso que se registra debería resultar de advertencia para la administración nacional, sobre todo porque se calcula que la cepa aumenta las posibilidades de hospitalización en un 120%, las de necesitar cuidados intensivos un 287% y el riesgo de muerte a un 137%. Por su parte, la OMS ya advirtió que espera que en pocos meses se convierta en la variante dominante en todo el mundo, aunque ya lo hace en países centrales como Estados Unidos, Reino Unido y España. En el país ibérico los casos se dispararon en las últimas semanas, por lo que ya se habla de una quinta ola de coronavirus que transita con unidades de terapia intensiva colapsadas en regiones como la de Cataluña o Mallorca. Vale destacar que el 52% de la población tiene el esquema de vacunación completo, a lo que se suma un 11% con una dosis.
Reino Unido, que cuenta con el 70% de la población adulta vacunada, vive una situación similar y ya comienza a afectar los planes de reapertura de Boris Johnson. De hecho, esta semana se observó el fenómeno de “pingdemic”, que no es más que el desabastecimiento de personal por el salto en los contagios, que obligó a los trabajadores a aislarse y dejar sus puestos en varios rubros de la economía, como supermercados, negocios, correo y transporte. La gran mayoría de los medios británicos reportaron este jueves las imágenes de las góndolas de los comercios vacías.
El resultado es la vuelta a las restricciones por zonas, aunque cuando los casos ya estallaron y es difícil disminuirlos. La vacunación, sin embargo, logró bajar el impacto que habría tenido una escalada de esta magnitud reduciendo las hospitalizaciones y formas graves de la enfermedad, pero por supuesto no es suficiente para detener la aceleración de la pandemia.
En este marco, en Argentina más de 17 millones de personas están esperando su segunda dosis, lo que significa que el 75% de los vacunados no completó el esquema. De ellos, 3 millones corresponden a adultos mayores, en su gran mayoría inoculados con la vacuna Sputnik V al ser la primera en llegar al país. Los retrasos en los envíos del componente 2 ya fueron admitidos por el gobierno en la carta que Nicolini le envió al Fondo Ruso de Inversión, a lo que Rusia respondió que priorizará la vacunación interna, ya que en dicho país los casos ascienden desde junio y ya rozan los 24 mil diarios. Una vez más, Argentina se ve relegada debido a las necesidades de abastecimiento de los países centrales, que durante la primera parte acapararon las dosis.
El resto de las medidas de cuidado y prevención estatales fueron eliminadas una vez que se avanzó con la apertura indiscriminada de actividades, así como las ayudas sociales que se impulsaron en el marco de la cuarentena de 2020. Es más: esta semana se implementó el “pase sanitario” en provincia de Buenos Aires, una especie de permiso que aumenta las cuotas de personas permitidas para ingresar a comercios, siempre y cuando estén vacunadas con una dosis, lo que en realidad es un intento de normalización de la vida económica y la vuelta a los puestos laborales de los grupos de riesgo inmunizados con la mitad del esquema.
De esta manera, el gobierno hace como si la pandemia hubiese terminado, mientras que lo único que ofrece es la inoculación de la población, porque otras acciones implicarían romper con el ajuste en salud que está llevando adelante. Pero los retrasos en las segundas dosis demuestran que esta sigue dependiendo de las prioridades de los laboratorios.
En estas circunstancias, el gobierno tampoco apunta a invertir en ciencia y técnica, que podría permitir el desarrollo de una vacuna argentina en el medio a largo plazo. En el país hay 4 proyectos de universidades y centros de investigación públicos, que se ven obligados a asociarse al sector privado para poder acceder a los fondos necesarios. Así, la inversión y centralización del sistema sanitario, incluyendo los laboratorios y los centros, cobra un lugar central para el combate de la pandemia.
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