Salud

13/7/2021

¿Qué tiene que ver el Día de la Medicina Social con la medicina social?

Algunas reflexiones acerca de la fecha.

El 12 de julio se celebró el Día de la Medicina Social, fijada en esa fecha en homenaje al nacimiento de René Favaloro en 1923, considerado como un impulsor de dicha disciplina.

La “medicina social” es una denominación aplicada a las reformas en los sistemas de salud que atendieron a las brutales condiciones de la clase obrera y las poblaciones pobres, que ponían en riesgo las propia subsistencia de quienes debían vender su fuerza de trabajo a la explotación capitalista. Su origen en la Europa de 1848 coincide con las revoluciones sociales de la época y reaparece como consecuencia de las grandes guerras mundiales como parte del “Estado de Bienestar”, que venía a paliar las secuelas de posguerra, con sus gigantescas crisis sociales y extrema pauperización de las masas, y a contrarrestar los estallidos revolucionarios en Europa, con la Revolución Rusa de 1917 como su máxima expresión. Se desarrollaron seguros de salud, servicios sociales y sistemas como el Servicio Nacional de Salud de Inglaterra de atención universal, estatal y gratuita. En Latinoamérica, gobiernos nacionalistas, como el de Cárdenas en México o el de Perón en la Argentina, dieron paso a un avance del Estado en la salud pública. La gestión del ministro de Salud Ramón Carrillo (1949-1954) en nuestro país fue la expresión más adelantada de esa tendencia.

En la actual etapa, en cambio, de decadencia y extrema descomposición capitalista, la tendencia general en la salud en el mundo es la destrucción de los servicios estatales en favor de la privatización de la medicina como campo de inversión financiera para grandes empresas de seguros y para la industria farmacéutica. Sirve el ejemplo de la producción y distribución de vacunas contra el Covid-19 durante la actual pandemia, acaparadas por los grandes pulpos farmacéuticos y sus Estados asociados, con criterios exclusivamente comerciales y exponiendo al flagelo a las masas más pobres y los países más atrasados.

En este cuadro, las buenas intenciones de la “medicina social”, entendida como el óptimo desarrollo de la salud física y mental, vinculada a las condiciones socioeconómicas y a un sano ambiente, a la prevención, a la seguridad social, chocan abiertamente con los intereses de la propiedad privada capitalista. Planteos como el de “humanización de la medicina”, el “enfoque integral por el equipo de salud” o el desarrollo de la “atención primaria” son eufemismos inconducentes, incluso distraccionistas en las condiciones del derrumbe del hospital estatal, la reducción del presupuesto de salud, los sueldos de miseria para su personal y el avance sistemático del negocio de los hospitales privados, las prepagas y las obras sociales asociadas. Con la misma vara puede medirse la meneada reforma de salud de los Gollán, Kicillof y Cía. que pretende reemplazar el presupuesto estatal de salud con los aportes de los trabajadores a las obras sociales y al Pami, sin afectar intereses privados y que ha dado lugar, por ahora, a un decreto que apuntala la “caja” de las burocracias sindicales al establecer un año mínimo de afiliación obligatoria a la obra social de origen.

Una breve consideración sobre medicina social y René Favaloro. Sin desmerecer sus logros científicos en el campo de la cirugía cardiovascular, incluso valorando su denuncia sobre la corrupción en la medicina argentina, el sistema de “retornos” y el manejo oscuro de las obras sociales y el Pami, Favaloro no fue un impulsor del hospital público ni la medicina estatal. Ejerció dentro de la medicina privada, creó una Fundación y una Universidad privadas, elogiaba el sistema médico privado de EE.UU. basado en donaciones de capitalistas, que quiso reproducir sin éxito en el país. Y hasta declaró que había un exceso de médicos y abogados que ameritaba el cierre de las respectivas facultades de la UBA, esto mientras desarrollaba su Universidad arancelada. Su sentido “humanitario” se traducía en que era capaz de operar gratis a un paciente indigente, o en proponer un número de camas para la atención de enfermos sin recursos. Un rasgo reformista destacable como tal, pero alejado de un programa para la solución de la crisis de la salud pública argentina.

El desarrollo de la única medicina social viable vulnerará fuertes intereses capitalistas y solo es abordable por una gran movilización social. Es la que se basa en un plan nacional de salud, estatal, gratuita y universal, basada en el fortalecimiento del hospital estatal, la triplicación del presupuesto de salud, la jerarquización de sus trabajadores, financiada con un impuesto gravoso al gran capital y la expropiación de los capitales privados parasitarios y la intervención de la industria farmacéutica. Y lo que es decisivo, bajo la gestión y control de los trabajadores.