Salud

19/7/2018

Repudio de médicos y médicas de Bariloche ante las declaraciones del Ministro de Salud de Río Negro

Medicina UBA, médica residente en Medicina General Bariloche

Tras la difusión en los diarios de que el gobierno de Río Negro ofrecía 80 mil pesos a médicos venezolanos, supuestamente por no encontrar “argentinos” para ocupar las plazas, los Médicos y Médicas Autoconvocados de Medicina General sede Bariloche emitieron una carta de repudio a las declaraciones del Ministerio de Salud provincial de la última semana, según el cual “el problema parece radicar en que los profesionales le escapan a las guardias” (La Capital, 12/7).

 

Por su parte, el secretario provincial de Gestión Hospitalaria de la Provincia había afirmado que “necesitamos gente joven que venga con capacidad de hacer guardias, que tenga esta vocación, que es lo que hace especial al Hospital Público”, y el director del Hospital Artémides Zatti, José Robacio, que “hay un problema de vocación y formación, hay médicos que no quieren hacer guardias y por eso prefieren no trabajar en el sector público, donde algunas guardias, pasivas o activas, son obligatorias”.

 

Primero lo primero

 

En relación con los 80 mil pesos, los médicos marcaron que no son tales, ya que “nuestros haberes son de aproximadamente $40.000 (por destierro) y, de ello, sólo la cuarta parte se considera para aportes jubilatorios y de seguridad social. Este ingreso aumenta con la realización de guardias de 24 hs., pero para poder llegar a los $80.000 prometidos por el ministro hay que realizar 10 guardias mensuales obligatorias, que ascienden a 12 o 13 en el área rural, que se suman a la carga horaria habitual, lo cual implica un tercio o más de nuestro tiempo vital dedicado al trabajo, lejos de nuestras familias”. Lo demandado por las autoridades sanitarias de Río Negro equivale así a múltiples jornadas extenuantes y a un trabajo de 90hs semanales o más -más del doble que la conquista de la jornada laboral de 8hs.

 

“Vocación”

 

En su carta, los médicos generales marcaron que “el Ministro de Salud, al excusar las fallas del sistema invocando nuestra ‘falta’ de vocación de servicio, demuestra una visión simplista, cuando no maquiavélica de la situación actual. Simplista porque es más sencillo afirmar que no queremos trabajar por la comunidad que realizar un análisis profundo de los múltiples factores que determinan un sistema en decadencia, con falta de recursos y condiciones laborales precarizadas. Maquiavélica, porque pone en tela de juicio nuestra vocación, la minimiza y reduce al hecho o no de hacer guardias, tergiversando así el concepto de vocación, equiparándola con servilismo y utilizándola para extorsionar a los trabajadores de la salud. Pareciera que para el señor ministro tiene vocación solo quien acepta y mantiene el statu quo sin quejarse ni luchar por mejoras para el bien de la comunidad que es atendida en el sector público, por quienes velamos y para quienes exigimos la calidad de atención que dicha comunidad se merece”

 

En verdad, el argumento de “la vocación” como reemplazo de los derechos laborales es más viejo que la propia precarización laboral: con el mismo han buscado convencer a generaciones y generaciones de médicos con que la vocación llena heladeras, paga vacaciones, elimina por arte de magia el cansancio de jornadas agotadoras -que no en pocas ocasiones llevan hasta las lágrimas-, estudia y se actualiza para atender debidamente al paciente y llena el hueco que deja el médico en su familia y amistades.

 

Si el profesional de la salud (no sólo el médico) reclama derechos laborales, aumento salarial, condiciones dignas de trabajo, si levanta la voz contra el vaciamiento en la salud, la falta de insumos, poder diagnosticar y tratar en tiempo y forma, es que le falta vocación. Ya desde el comienzo de la carrera, nos dicen que el “buen médico” es el que “ata con alambre” en una guardia devastada y hundida en la miseria de la atención –como el residente de primer año, que debe poder trabajar sin médicos de planta que confirmen su diagnóstico u orienten en el tratamiento. Los gobiernos y las autoridades de todos los colores han hecho de “la vocación” un grillete para los trabajadores de la salud.

 

Xenofobia

 

“Es cuanto menos desagradable (…) la utilización política de la desesperación de nuestros colegas venezolanos, que llegaron a nuestro país esperanzados, en busca de mejores condiciones para ellos y los suyos, condiciones que no están dadas en su país natal. A ellos les damos la bienvenida a nuestros equipos de salud, pero deseamos aclarar que su contratación bajo las condiciones precarias ya mencionadas solamente tapa baches en este sistema deteriorado”, señalaron los generalistas en relación con sus colegas latinoamericanos.

 

Impostura privatista

 

Las autoridades sanitarias sostienen que los profesionales “se forman en el Hospital público, para después trabajar en el privado”. El cinismo no podría ser mayor: los mismos que han permitido y amparado la inmensa expansión del negocio privado de la salud, en detrimento de la salud pública, culpan a los trabajadores que procuran allí mejores salarios.

 

En Bariloche, por ejemplo, la hora de guardia en el sistema público se paga 300 pesos, mientras que en el privado se paga hasta 700. Más del doble. ¿Cuál sería el motivo por el que un trabajador elegiría una guardia frente a la otra? Otra vez “la vocación”. Quienes vacían el servicio que brinda el Estado y deterioran la compensación a su recurso humano –y por tanto, del “servicio” en sí- buscan volcar su responsabilidad en los médicos.

 

Podemos asegurar que somos una inmensa mayoría los trabajadores de la salud que bajo adecuadas condiciones laborales preferimos trabajar en el Hospital público, ya que no formamos allí y defendemos la atención gratuita y de calidad en oposición a la concepción de la salud como mercancía, del paciente como cliente y de la prioridad de la ganancia sobre el criterio médico. Incluso los que se fueron porque no tuvieron alternativa, volverían.

 

Bajo ningún punto de vista es responsabilidad de los médicos el crecimiento del negocio de la salud. Tampoco lo es el desfinanciamiento, el total déficit de tecnología, la falta de insumos básicos -ni hablar de lo más complejo- en el hospital público. El hundimiento de lo gratuito es factor indispensable para que crezca lo privado. ¿Qué individuo elegiría pagar si de forma gratuita accediera a una mejor atención? Nadie. Los funcionarios se hacen los distraídos porque pretenden ocultar su absoluta e indelegable responsabilidad en este cuadro.

 

En su texto, los generalistas señalaron que “consideramos indispensable el mejoramiento de las condiciones laborales para así poder permanecer en el sistema público y poder hacerlo con condiciones dignas, con salarios acordes a la actividad desempeñada y a la responsabilidad que esta conlleva, y con estabilidad laboral para todos y todas” Hacemos nuestro su reclamo.