Salud

1/7/2020

Río Negro: un Protocolo Covid irresponsable contra los trabajadores administrativos del Ministerio de Educación

El Ministerio de Educación de Río Negro ha formalizado un Protocolo de Procedimientos, Recomendaciones y Cuidados para empleados y agentes públicos en el marco de la emergencia por el coronavirus, que atenta contra la salud y no responde a las necesidades de las y los trabajadores.


En un corte y pegue repleto de perogrulladas, el protocolo insiste en la política llevada adelante en cuarentena por la gobernadora Arabela Carreras y su ministra de Educación, Mercedes Jara Tracchia: deslindar la responsabilidad del Estado y no garantizar absolutamente nada. Así, los controles, el seguimiento y la prevención quedan en manos exclusivas de la docencia.


El protocolo parte de desconocer a los sujetos que realizan tareas administrativas y las relaciones e interacciones que se llevan adelante en las instituciones, no promoviendo medidas de bioseguridad activas, salvo la del distanciamiento de dos metros entre agentes y el uso del barbijo. El colmo de la hipocresía es que no reconoce la existencia, dentro del contexto familiar de la trabajadora o trabajador, de personas de riesgo. El protocolo gubernamental no hace referencia a un principio básico que es tener un ambiente controlado de distanciamiento social desde que se sale del hogar, en la propia institución y retorno al hogar. De hecho, se plantea la posibilidad del uso del transporte público, algo enfáticamente rechazado por los profesionales.


El ministerio solo se obliga a sí mismo a “proveer al personal alcohol al 70% o solución de lavandina y toallitas desechables” -de tapabocas o mascarillas faciales certificadas, ni hablar. Tampoco se compromete a la provisión y la colocación en diferentes puntos estratégicos de circulación de elementos de desinfección y protección, como alcohol en gel, soluciones desinfectantes, mamparas y jabón líquido. De hecho, en el protocolo citado se expresa que “podrán ser colocados”, lo que indica que repetirán la fórmula de hacer cargo a los propios trabajadores de hacerlo. Otro elemento es el desconocimiento de un principio básico, como la idea de encapsulamiento y de trabajo con el mismo grupo reducido para que, ante un caso positivo de Covid 19, se pueda lograr la trazabilidad y limitar la expansión de la enfermedad.


El protocolo formalizado resulta en una gran irresponsabilidad, un llamado a la tragedia. Más si se tiene en cuenta que se viene denunciando desde antes de la cuarentena la falta de insumos, e incluso la provisión de lavandina adulterada y la falta de personal de servicios generales en casi todas las instituciones.



Desde la agrupación Tribuna Docente planteamos que este protocolo para los empleados administrativos es un anticipo nefasto del que vienen preparando para el retorno a clases.


Para volver a las escuelas, debe darse una situación prolongada, durante varios días, en la que la tasa de duplicación de casos supere los 30 días, tal como establecen los profesionales. De lo contrario, las consecuencias serían impredecibles. Otro condición indispensable es que cualquier protocolo serio debe partir del reconocimiento de las particularidades de cada institución y la provisión de parte del gobierno de todos los elementos necesarios.


Surge como necesaria la conformación de comités de bioseguridad por escuela, para poner freno, junto con las familias, a la desidia del ministerio y exigir los elementos necesarios. Proponemos que estos sean los veedores para denunciar y elevar las actas vía jerárquica, con copia al gremio, ante la violación de las condiciones mínimas o las faltas graves.


Ante el “protocolo” de Carreras-Tracchia , que responde a las presiones del negocio de la educación privada y confesional, y en general de la apertura a cualquier costo de las empresas -que ven a las instituciones educativas como una guardería-, tenemos que debatir, visibilizar y luchar para defender la salud, el trabajo y la educación pública.


El próximo lunes 6 de julio está planteada la jornada de lucha definida por el plenario abierto de docentes, como una oportunidad de expresar y unir a la docencia que quiere luchar y superar la complicidad y desmovilización de la conducción central de la Unión de Trabajadores/as de la Educación de Río Negro (Unter).