Salud

15/7/2020

Un trabajador contagiado en el geriátrico municipal de Puan

En el día de ayer se conoció el segundo caso de contagio de Covid-19 en el distrito de Puan, se trata de un trabajador municipal de la salud. El primer caso, que se informó apenas unos días antes, correspondió a un policía que se contagió en el AMBA y se aisló ni bien ingresó al distrito, lo que en principio descarta la posibilidad de otros contagios. Pero el último caso representa un problema mucho mas grave con consecuencias todavía impredecibles, porque el trabajador desarrolla su tarea en un geriátrico municipal. Este geriátrico, ubicado en la ciudad cabecera del municipio, es uno de los más grandes que tiene el municipio, donde conviven 35 residentes que forman parte de la población con mayor riesgo frente a un contagio de coronavirus. En conferencia de prensa, ante el requerimiento de los medios y a diferencia del primer caso, en esta oportunidad las autoridades municipales no pudieron brindar ni una sola pista de donde podría provenir el contagio.

Estos primeros casos se producen un mes después que Puan ingresó en la “fase 5”, el 12 de junio, habilitando la libre circulación dentro del distrito, las reuniones sociales de hasta 10 personas, la ampliación del horario comercial de 8 a 19 horas, y la apertura de bares y restaurantes, entre otros (TLVP 12/6). Incluso mucho antes de esto se habían flexibilizado las medidas de aislamiento, lo que derivó en un movimiento de la circulación pública casi normal dentro del horario permitido. El propio gobierno municipal venía alertando a la población de la posibilidad cierta de la llegada de los primeros contagios. Lo que indica que, a pesar de ello, se relajaron las medidas de cuidado y fallaron los protocolos.

Son necesarios  los testeos sistemáticos, periódicos,  ante la aparición de enfermos o supuestos contagios  y  para detectar la enfermedad tempranamente incluso en los asintomáticos. En los geriátricos el residente está recluido, pero el movimiento es general, no sólo por los empleados sino por el ingreso de mercadería y de especialistas médicos y sanitarios que visitan a los internados o que los tienen que trasladar para estudios y atenciones. Deben ser instituidos como protocolo obligatorio en todos los geriátricos para residentes y trabajadores.

La grave situación que se presenta en este geriátrico municipal, ahora relacionada con la salud de sus residentes y trabajadores, tiene su antecedente en una profunda crisis presupuestaria que es anterior a la cuarentena. En febrero y a instancias del ejecutivo municipal (Cambiemos), el concejo deliberante de Puan aprobó por mayoría la emergencia económica y sanitaria que viabilizó recortes en la atención de la salud pública y el aumento de la cuota que cobran los geriátricos municipales, que pasó de 21 mil a 38 mil pesos. Este tarifazo, que recae sobre los ingresos de los familiares de los residentes, tiene su origen en las jubilaciones de miseria -que no alcanza a cubrir ni la mitad de los costos de internación que ascienden a 52 mil pesos calculado por el municipio-  y en la reducción de los fondos coparticipables que envía al Provincia, que representan  el 85%  del presupuesto municipal.

El proyecto de impuesto a las grandes fortunas presentado por el FIT, el no pago de la deuda con el FMI,  asegurará los fondos para un sistema de salud integral que frene al coronavirus efectivamente. Una jubilación que alcance el 82% móvil de un salario que parta de un mínimo igual al costo de la canasta familiar, y la evaluación de los verdaderos costos de los medicamentos e insumos de la salud bajo control de los trabajadores, garantizará la sustentabilidad de las cuentas de los geriátricos municipales, que son, por otro lado, una genuina fuente laboral.