Sindicales
6/6/2019
1.500 suspensiones en General Motors
Con la complicidad del Smata, la empresa descarga la crisis sobre los trabajadores.
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General Motors anunció en el día de ayer que cerrará las puertas de su planta de Alvear, en las cercanías de la ciudad de Rosario, desde el 15 de junio al 15 de julio, suspendiendo a 1.500 trabajadores vinculados directamente con la empresa. De estos, la mayoría cobrará un 70% del salario, mientras que otros percibirían el 100% pero se les haría tomarse vacaciones de forma compulsiva.
El total de afectados es de 2.500, ya que otros mil trabajadores están vinculados con GM de forma indirecta, a través de distintas empresas.
El derrotero de entrega de la burocracia
Este nuevo ataque a los trabajadores de GM fue acordado con el Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata), y viene precedido por una escalada de despidos y suspensiones en el último tiempo con la absoluta complicidad de la gremial. El año pasado, esta firmó de puño y letra un acta por el cual desde septiembre a abril de este año, los trabajadores sufren suspensiones rotativas al 70% de su salario.
A esto debemos sumarle el estallido del conflicto en 2018, cuando el sindicato, nuevamente a espaldas de todos los trabajadores, aceptó 350 suspensiones por varios meses, en los cuales se iba a ir reduciendo progresivamente el salario de los suspendidos hasta llegar al 55% de lo percibido. Eran despidos encubiertos, vía la desvinculación directa o a través de los retiros voluntarios. Esto provocó la reacción obrera, con una asamblea histórica en la planta, rechazando el acta-acuerdo y las suspensiones. El Smata, cómplice del ataque a los trabajadores, dejó desangrar el conflicto y permitió de hecho los despidos.
Esta experiencia demuestra la falsedad de los argumentos del sindicato, que ahora vuelve a insistir con que hay que aceptar las suspensiones como única forma de defender los puestos de trabajo. En la medida en que la empresa mantenga el absoluto control sobre la planta y no haya ninguna resistencia por parte del sindicato, la empresa se encuentra en mejores condiciones para ir por más si lo cree necesario.
Derrumbe industrial: barril sin fondo
Indudablemente hay un brutal derrumbe industrial y particularmente en la rama automotriz. A la rotunda caída de las ventas de autos (que fue del 56% en mayo y lleva 9 meses seguidos), producto de la recesión, la devaluación de la moneda y las altas tasas de interés, debemos sumarle el desplome de la exportación hacia Brasil, donde General Motors coloca el 75% de su producción. Todo ello configura un cuadro de descomunal crisis de fondo, que no se va a solucionar con los recientes anuncios de Macri de planes para incentivar la compra de autos 0km.
Con despidos y ajuste, los capitalistas y sus gobiernos (nacional y provinciales) procuran que los trabajadores paguen la crisis que ellos generaron.
El sindicato mantiene reuniones públicas con el candidato a gobernador del PJ Omar Perotti y participa en su lista. Los trabajadores debemos advertir que estas variantes del peronismo a las cuales contribuye el Smata, no plantean romper con el FMI y no pagar la deuda, un punto de partida imprescindible para revertir la crisis a la cual nos han arrastrado. El Smata “reniega” de Macri, pero solo para justificar sus entregadas a las patronales y apoyar a quienes seguirán con las políticas de entrega.
Es necesaria una respuesta de los trabajadores de GM
Tenemos que dar la batalla ahora para frenar este plan de ajuste. Frente a la caída de las ventas de esta empresa con alcance mundial, los trabajadores no podemos ser la variable de ajuste. No se puede comparar la “espalda” que tiene una familia obrera para aguantar la crisis, con la “espalda” de millones y millones de dólares de ganancia de esta multinacional.
Por ello, frente al derrumbe de la producción debemos plantear el reparto de la totalidad de horas de trabajo disponibles entre todos los trabajadores, respetando el 100% del salario y los distintos premios. Organicemos una respuesta obrera con asambleas en la planta, para rechazar este nuevo ajuste y organizar un plan de lucha. Que la crisis la paguen los capitalistas.