Sindicales
26/9/2023
A 50 años de su muerte, la burocracia sindical reivindica al Rucci del pacto social ajustador
La UOM del kirchnerista Abel Furlán realizó un acto homenaje en el Cementerio de Chacarita.

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Acto UOM.
Con motivo del 50° aniversario de la muerte de Ignacio Rucci, este lunes 25, la burocracia sindical de la UOM celebró un homenaje en conmemoración del dirigente sindical peronista artífice del pacto social y el congelamiento de salarios por dos años bajo el gobierno de Héctor Cámpora que venía a consolidar años de pérdida salarial. La burocracia, incluso la que se pinta de “progresista”, vuelve a refrendar las bases del sindicalismo más entreguista en tiempos de ajuste fondomonetarista.
Con protagonismo de la seccional capital de la UOM y con la participación el secretario general del gremio, el kirchnerista Abel Furlán, la dirigencia del gremio protagonizó un homenaje donde resaltaron el “legado” de Rucci y la lealtad a Perón.
Un homenaje que no hace más que reivindicar la pasividad y complicidad actual de la burocracia sindical con la aplicación el ajuste fondomonetarista de Sergio Massa y el gobierno del Frente de Todos – Unión por la Patria, con una inflación que barre con el poder adquisitivo de los salarios.
La burocracia sindical no ha perdido la oportunidad de refrendar una línea de acción de complicidad con el ajuste en marcha, valiéndose de una figura que a principios de los 70 fue protagonista de las negociaciones entre el gobierno de Cámpora –y su ministro Gelbard- y la cámara empresaria CGE para suscribir un congelamiento de precios y salarios, luego de las remarcaciones patronales, en medio de un proceso inflacionario y tras años de ajuste sobre los salarios. Además, la vuelta de Perón fue presentada con la expectativa de una recomposición salarial, cuando en verdad vino con un pacto antisalarial bajo el brazo.
El pacto social de Gelbard significó una oportunidad para la integración a una política de contención tanto de la burocracia sindical ya adicta a las prácticas antiobreras como de otras fuerzas como el Partido Comunista e incluso Montoneros, con consideraciones del tipo “antioligarquicas” y “antiimperialistas”. La defensa del ajuste actual contra la amenaza del ajuste inminente no es una particularidad excluyente de la actualidad política.
Dicha política terminó estallando por los aires con la ofensiva patronal y con aumentos que llevaron incluso, más tarde, al Rodrigazo, y por el crecimiento de los cuerpos de delegados, comisiones internas y sindicatos clasistas y combativos, y la superación de los planteos de contención del gobierno, con la aparición de importantes conflictos obreros (Sierra Grande, Terrabusi, Cristalux, etc.) y la renuncia de Gelbard en octubre de 1974, ya sin Perón y con una serie de levantamientos y procesos huelguísticos por delante (Villazo, huelgas de junio y julio del 75, etc.).
Rucci, máximo dirigente de la UOM y secretario general de la CGT entre el 70 y el 73, fue uno de los hombres de Perón para contener el avance del sindicalismo clasista y combativo que irrumpió con el levantamiento obrero y popular del Cordobazo en 1969, y que se extendía con cuerpos de delegados y comisiones internas antiburocráticas e independientes.
Fue sindicado como uno de los responsables de la Masacre de Ezeiza, con el retorno de Perón, cuando tiradores embistieron las columnas de las organizaciones peronistas de izquierda, entre ellas la de Montoneros.
El homenaje de la UOM a Rucci tiene implícita la reivindicación de una política de entrega de los trabajadores cuando más se requiere de la intervención obrera para alterar el curso de los acontecimientos. Furlán y compañía recrean el lugar de la burocracia entreguista, que deberá ser superada por el sindicalismo combativo y clasista que brega por las reivindicaciones y los métodos de acción históricos de la clase obrera.
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