Sindicales

14/6/2007|996

A Adosac se le ha pegado una sanguijuela

Después de los extensos artículos dedicados en Prensa Obrera al análisis de la rebelión popular en Santa Cruz, en los cuales hemos considerado hecho por hecho, posición por posición, asamblea por asamblea y congreso por congreso, los distintos problemas tácticos y estratégicos que la huelga de masas con centro en la docencia nos planteó, y nos plantea todavía, nos vemos obligados a repetirnos sobre un tema agotado. Sin embargo, la polémica desatada al respecto por los advenedizos que se han asociado a la directiva de ADOSAC, no para impulsarla hacia adelante, sino para justificar y potenciar sus orientaciones más conservadoras, nos obliga a contestar un artículo que sólo merecería desprecio por su nivel de infamia y bajeza.


El método de un balance


Hace mucho que los docentes hemos estudiado que cualquier evaluación de los resultados de una situación debe tener en cuenta el proceso al cual están vinculados estos resultados.


Por ejemplo, si nos hubieran ofrecido a los docentes, en febrero, una mejora de 50 pesos en el básico y un 15% de aumento, probablemente no habría habido ninguna huelga. Pero las mismas cifras una semana o un mes después de lanzado el movimiento, al cabo de un enorme sacrificio, cuando los docentes cobraron conciencia de sus propias fuerzas, fueron rechazadas como una provocación.


La famosa “relación de fuerzas” fue utilizada infinidad de veces para desalentar las posibilidades de un movimiento social.


Según como se mire, al iniciarse la lucha docente la “relación de fuerzas” podía considerarse adversa a la huelga. El Congreso que votó el primer paro tuvo que hacer piruetas para no dividirse, con asambleas de filiales que votaban contra el paro y otras que habían sido en extremo minoritarias.


El ambiente, al final de ese Congreso, a horas de comenzar la lucha, fue por momentos deprimente, por la incertidumbre de lo que podría ocurrir. Dominó la confianza en las propias fuerzas y el espíritu de lucha del activismo. Más allá de las corrientes internas y de las divergencias de todo tipo, todos asumimos el desafío y ganamos la primera batalla el 5 de marzo.


En 2004, la huelga docente de un mes, con centro en Caleta, no logró sus objetivos (los advenedizos no vivieron este proceso), pero toda ADOSAC reconoció en la huelga actual la continuidad de aquella de 2004. El criterio que primó también en nuestra agrupación, era que para luchar hay que apoyarse en los destacamentos más avanzados para tratar de sumar y elevar la moral del resto. En ese entonces, el paro de Caleta fue tachado de “inorgánico” por quienes no querían asumir el desafío y hasta fuimos tildados de “suicidas” los cien docentes que acompañamos ese paro desde Río Gallegos, o los 30 que lo hicieron desde Puerto Santa Cruz, o los 60 que lo hicieron en Deseado, o los más de 100 compañeros que pararon en Río Turbio, o los 100 que pararon en Las Heras, o tantos otros compañeros en muchas localidades.


El Congreso de ADOSAC, entonces, lejos de repudiar a los “inorgánicos” se las arregló para apoyar la lucha y colocar a todo el gremio en movimiento, jugando todas las fuerzas hasta donde se pudo, en una pulseada que a la distancia se valora como heroica, tanto o más que la reciente lucha. Nadie fue suicida; era necesario romper el mito del presentismo y Caleta lo rompió. ADOSAC acompañó, y todos sin distinción de sectores estamos orgullosos de lo que hicimos. No hubiera habido 2007 sin 2004.


El MST reescribe la historia de la huelga


El MST, en su balance de la huelga y su artículo sobre el PO, plantea que “todo el razonamiento del balance (del PO) es que lo conseguido por los docentes es poco menos que nada, o igual a una derrota. Una visión sectaria y equivocada de la realidad. Pero los docentes tuvieron la palabra y por eso aprobaron por unanimidad de toda la provincia, contra la posición del PO, aceptar lo arrancado al gobierno y suspender las medidas…”. El balance del PO “encubre la crisis de una corriente política reducida a una minoría en la ADOSAC y una orientación suicida y burocrática” (Alternativa Socialista N° 454, 7/6).


Para presentar esta conclusión el periódico del MST ha hecho una cosa muy simple: borró la última semana de la huelga, en la que los docentes se opusieron masivamente a la propuesta del gobierno y derrotaron a la Directiva que se empeñó a fondo en que fuera aceptada. Ninguno de estos hechos está siquiera mencionado al pasar en los periódicos del MST: ni en el 453, del 23 de mayo, en el que hablan de la crisis política en la provincia y omiten la lucha fundamental que se estaba dando en el gremio docente en esas horas, ni en el 454, donde el impostor presenta aquellas “conclusiones”.


El balance del advenedizo dice que “el gobierno tuvo que aceptar que la agenda la impusieran los trabajadores (…) en definitiva la sartén por el mango la tuvieron los trabajadores”. Correcto, de eso se trataba la discusión en el último mes de la huelga, cuando la dirección mostró todas sus flaquezas.


Precisamente, la Comisión Directiva de ADOSAC y la sanguijuela que se le ha pegado, entendieron en ese período que la “relación de fuerzas” había cambiado, que el pueblo ya no nos acompañaría, que el debilitamiento del paro en algunas localidades nos llevaba a la quiebra (cuando el sistema educativo estaba en general colapsado por la masividad del paro en las grandes ciudades), que el gobierno no iba a ceder más, que marchábamos al aislamiento y que finalmente la propuesta del gobierno no era tan mala.


Todo este posicionamiento conservador, que recorrió los debates de las asambleas, los congresos y las escuelas durante más de un mes y estalló la última semana del paro, está pasado por alto en el “balance” del MST.


Un problema de método, central en cualquier balance, consiste en no ocultar los hechos y las polémicas más importantes, porque sobre el ocultamiento no se pueden sacar conclusiones verdaderas, y esto es anterior a Marx. Es una cuestión de honestidad.


Las divergencias estallaron entonces en la última semana, y en las asambleas más masivas de todas las del conflicto se rechazó la posición de la Directiva, en dos oportunidades, y en dos Congresos se votó contra su orientación de aceptar el acta de Tomada y Nenna.


¿Quién es entonces el que solamente acepta aquellas asambleas donde triunfa la posición propia? ¿El PO o el MST?


Era patética la figura desconcertada de la dirigencia de ADOSAC y de sus “consejeros”, mientras la asamblea en forma unánime gritaba “No, No, No, No, No” y las cámaras de televisión filmaban la escena.


Si los militantes de Tribuna fuimos entonces “suicidas”, lo hicimos acompañados por esas mil gargantas que vociferaban su entusiasmo.


Los hechos han demostrado que no hubo suicidio alguno, que el paro no se cayó como anunciaban los dirigentes y las sanguijuelas, y que, si finalmente se terminó suspendiendo una semana después, fue por el agotamiento y por la aguda conciencia de que no se podía ir más lejos con una conducción que hacía campaña con todos los medios a su alcance para levantar el paro y aceptar el acta, y especialmente con la calumnia, que es su método más arraigado.


Nos acusa el advenedizo de que el PO considera en forma vergonzante el resultado de la lucha como una derrota. Nada más falso. Quien lea atentamente nuestros análisis verá que el mayor de todos los esfuerzos en nuestra argumentación está puesto en demostrar que no fue una derrota, y en sacar las conclusiones, de los desafíos que nos plantea la nueva realidad, conquistada por la lucha de masas en Santa Cruz.


De ahí a hacer la “conveniente” apología de la conducción de ADOSAC que realiza el balance adulador del MST, hay un abismo.


El MST oculta otro aspecto que tendrá consecuencias inmediatas, y es la relación de ADOSAC y CTERA.


A pesar de los encendidos discursos pronunciados en Santa Cruz reclamando un paro nacional a CTERA, y a pesar de la cerrada negativa de Yasky a concretar alguna acción práctica a favor de nuestra huelga, ADOSAC permitió a Tito Nenna participar de todas las reuniones y de la firma del acta.


Esto le ha venido como “anillo al dedo” a la burocracia ceterista, que cuando todavía no había llegado el acta a Santa Cruz ya la tenía colgada en sus páginas de Internet, y le daba abundante difusión para “blanquearse” como parte de la lucha de los docentes de Santa Cruz ante sus propias bases de todo el país. Esto en vísperas de las elecciones nacionales de CTERA, mientras los trabajadores juntamos fuerzas para organizar una lista de oposición que desenmascare el colaboracionismo yaskista.


“Modelos”


Pero lo más importante aún no ha sido dicho. La contraposición de dos supuestos “modelos” de sindicalismo que realiza el MST no tiene desperdicio. Según el advenedizo, la CD de ADOSAC sostiene un “modelo” democrático y plural, mientras que el del PO es “burocrático y aparatista”.


En primer lugar, es evidente que el autor ha abandonado toda categoría marxista, y en lugar de distinguir a las orientaciones sindicales entre aquellas que son clasistas y las que se sustentan en la colaboración de clases, pretende aplicar al análisis la teoría de los “modelos”, que es el reflejo profundo de hasta dónde ha avanzado el pensamiento burgués en esta “nueva izquierda”.


La definición de una corriente como democrática y plural, es lo mismo que decir que no es clasista. O sea que la de ADOSAC sería una dirección que no se sustenta en la lucha de clases, sino en un planteo de democracia formal. Este democratismo que no empuja ni organiza, que opera como peso muerto de decisiones que no promueve y a las que es ajena, es conservador, y es el sustento ideológico de la CD de ADOSAC y el origen de tantas divergencias, aunque lo que para nosotros resulta lamentable, para la sanguijuela resulte un ejemplo a seguir.


Pero el ‘modelo’ de democracia no fue tan modelo como se pretende: ¡en toda la semana que siguió al rechazo mayoritario del acta de Tomada y Nenna, trabajó para revertir esa decisión! Al final, se impuso ‘democráticamente’ una política que no fue democrática, porque para serlo la CD de ADOSAC habría debido empeñarse en reforzar todavía más la huelga que las asambleas votaron seguir, y no en actuar para revertir esa decisión de seguir.


La confusión llega al extremo cuando se nos acusa de burocráticos. En el movimiento obrero la “burocracia” es una conducción que controla los sindicatos para sostener sus privilegios.


Si en su búsqueda de calificativos han querido decir que no respetamos las decisiones mayoritarias, deberían haber puesto algún ejemplo, que no van a encontrar. La democracia sindical en ADOSAC es una conquista histórica que hemos construido los docentes y no el patrimonio de alguna conducción ocasional.


Lo de aparatismo, viniendo de un muchacho que se pasa el día colgado del teléfono y de la computadora de ADOSAC, parece un chiste. Aunque la vista es amplia, desde el tercer piso de ADOSAC no se alcanza a percibir claramente lo que pasa en las bases docentes.


Conclusión: en el afán de atacar al PO, que es un hobby compartido por Kirchner, la CD de ADOSAC y las sanguijuelas, el MST ha revelado una vez más su condición democratizante y el sinsentido de la llamada “nueva izquierda”.