Sindicales

10/10/2002|775

A balazos contra los trabajadores

en base a informes de Nora Biaggio

El 4 de octubre los trabajadores de la línea de transporte Libertador San Martín (Merlo) ocuparon la empresa en defensa de sus puestos de trabajo. La patronal, vía “procedimiento de crisis”, preparaba el vaciamiento y los despidos para entregarla, con sólo una parte del personal, a la línea 216, un pulpo del transporte. La operación tenía el visto bueno del gobierno de la provincia, que días antes y a través de la Secretaría de Transporte había entregado ramales del recorrido de la Libertador a la 216, una decisión claramente ilegal.

 

La ocupación de la Libertador tuvo el respaldo de los trabajadores de TDO y de una numerosa delegación del Polo Obrero (Zona Oeste) que, luego de manifestar ante la Intendencia como parte del plan de lucha de la Asamblea Piquetera Nacional, acordonaron la empresa en defensa de los trabajadores en lucha.

 

La Bonaerense, la “Justicia” y la Intendencia actuaron como un solo hombre. La empresa fue desalojada a balazo limpio, los compañeros fueron golpeados a mansalva no sólo en el lugar de la represión sino también dentro de la comisaría 1ª de Merlo, adonde fueron llevados casi una decena de detenidos.

 

 

 

Marcha y vigilia

 

Choferes, miembros del Polo y, a esta altura, compañeros de asambleas populares rehicieron rápidamente sus fuerzas. Los trabajadores de TDO y la Libertador organizaron el paro inmediato por la libertad de los detenidos y luego de una conferencia de prensa, pasadas las 22 horas, una gruesa columna de más de setecientos compañeros atravesó el centro de Merlo para estacionarse frente a la Comisaría 1ª. Allí, luego de una larga vigilia fueron liberados los choferes y un compañero del Polo, pero los detenidos restantes fueron trasladados a los tribunales de Morón con la amenaza de una causa trucha por “lesiones graves”, no excarcelable. La movilización se desplazó hacia allí, donde recién al amanecer del sábado fueron liberados los restantes de compañeros.

 

La dirección de la Uta estuvo ausente sin aviso en todas estas instancias.

 

Un acto realizado en la Plaza de Merlo, esa misma mañana, denunció la represión y llamó a una campaña contra la patota que dirige el distrito.

 

 

 

Que se vayan todos

 

Durante la última década la patota del intendente Otacehé apaleó a los remiseros, los vecinos, las asambleas populares, los choferes, los desocupados. La mafia enquistada en la Intendencia, protagonista de la política de mano dura de Ruckauf-Rico, convirtió a Merlo en “zona liberada” de la Bonaerense y los capitalistas.

 

El Estado mafioso protege los negocios de la Bonaerense y “a cambio” é sta se hace cargo de la “función social” de reprimir a quien se atreva a reclamar. En pocas semanas, un pibe de Samoré fue asesinado en un tiroteo entre mafias que actuaban bajo protección, una directora que organizó un corte de ruta reclamando el aprovisionamiento de su escuela fue amenazada y enjuiciada, y la ocupación de la Libertador fue literalmente arrasada.

 

Para acabar con “esto”, hay que acabar con el centro de la conspiración contra el pueblo. Cada minuto de supervivencia de este gobierno y este régimen es incompatible con la vida misma. Se tienen que ir, y comenzar por Merlo sería emblemático.

 

“Que se vayan todos” significa autoconvocarse por “Fuera Otacehé y la patota”, la disolución del Concejo Deliberante, el desmantelamiento de los aparatos represivos, el control de los recursos de la comuna, pan y trabajo. Significaría golpear, a la vez, la reorganización capitalista del transporte a la que está asociada la propia Intendencia, que coloca bajo la dirección de los grandes pulpos los ramales más lucrativos del transporte, abandonando los recorridos en los barrios y despidiendo choferes en forma masiva (un ataque que tiene a TDO en su mira).

 

Asamblea Constituyente soberana. Frente de las organizaciones piqueteras, obreras, asambleas populares y sindicatos recuperados para dar paso a una movilización popular en función de estos objetivos.