Sindicales

6/4/2006|940

¿A qué viene el interventor?


El gobierno nacional ha resuelto intervenir el Hospital Francés. La resolución, según las autoridades presentes, habría sido tomada en el círculo íntimo del Presidente.


 


Kirchner ha optado por un conocido privatista de la salud, Dosoretz. En su prontuario incluye el haber sido uno de los principales financistas de la campaña electoral de Ruckauf a gobernador, a cambio de lo cual recibió como recompensa su integración al directorio de Ioma. Está “vinculado comercialmente a varias de las empresas de salud” y con su nombramiento “consolidó varios de sus negocios” (Página/12, 2/1/02).


 


Dosoretz fue uno de los arquitectos de una reforma del Ioma, inspirada en los planes del BID y del Banco Mundial, para darle el manejo de la obra social a una “red de prestadores” (un eufemismo para nombrar a las tristemente célebres gerenciadoras), quienes a través de un régimen de cápitas y de médicos de cabecera como filtros hacia los especialistas, pasaban a adueñarse del sistema de prestaciones, suprimiendo la libre elección del médico por parte del trabajador. El gerenciamiento apuntaba a promover una definitiva privatización de Ioma. Esa red de prestadores mafiosa es, por otra parte, la que reina en el Pami. La reforma no pudo ser llevada hasta el final, al tropezar con la crisis y la rebelión popular de 2001.


 


Luego de su paso por Ioma, Dosoretz ha incursionado en la órbita de las ART, al pasar a ocupar la vicepresidencia de UART, que es la cámara que representa a todas las ART. No es un detalle menor que Dosoretz sea ni más ni menos que… del Grupo Bapro (ART Provincia), que es responsable, a través de otra de sus ramas (Provincia Salud), del vaciamiento del Hospital Francés. Ahora, la ironía consiste en que quienes fueron protagonistas del hundimiento del Francés, vuelven para “salvarlo”.


 


La intervención pretende utilizar los subsidios que ya ha otorgado el Estado y los que pueda otorgar en el futuro, para desenvolver un proceso de privatización, encubierto o descubierto. Una de las alternativas consistiría en un consorcio mixto. Otra variante sería rescatar a la actual asociación civil, la Sociedad Filantrópica, de la cual Dosoretz ha pasado a ser interventor y que se encuentra en convocatoria de acreedores. Las antiguas mafias enquistadas en la jefatura de servicios, especialmente en los servicios tercerizados, están a la expectativa de qué cabida pueden tener en el nuevo esquema que se arme. Cualquier reestructuración en esa dirección tendrá como variable de ajuste a los trabajadores, como ha ocurrido con el Israelita, donde la intervención fue un eslabón de su desguace.


 


Esta orientación privatista está a contramano de las aspiraciones de los trabajadores y — podemos agregar — de la inmensa mayoría de los médicos, que están superflexibilizados. En contraste con esta política privatista, los trabajadores del Francés reivindican un principio de reorganización del Hospital exactamente opuesto. Bajo esa perspectiva han aprobado un pliego de reclamos que plantea la estatizacion del Hospital y la atención preferencial a los afiliados del Francés, y la capacidad disponible al conjunto de la población. Estabilidad del personal, ningún despido o retiro voluntario, el respeto del convenio y de los salarios (no al convenio de crisis que contempla la ley de concursos). En esta etapa de transición, el Estado, de acuerdo con la propuesta de los trabajadores, debería garantizar los salarios y los insumos del Hospital. Una Comisión Fiscalizadora electa por los trabajadores deberá asegurar que los fondos públicos no sean desviados a otros fines.


 


Ingresamos en una nueva etapa de lucha.