Dos hechos trascendentes. Uno: el lunes 9, la patronal, en acuerdo con el juez y la policía, metió en la fábrica a cinco rompehuelgas. Su objetivo: preparar las condiciones para la devolución de la empresa a la patronal vaciadora. Pero a la salida se encontraron con un fuerte piquete y una batalla campal con compañeros heridos y un detenido por la acción represiva. Los carneros salieron usando los autos policiales como remises.

Dos: el miércoles 11, más de 20 mil piqueteros convocados por las fuerzas de la Asamblea Nacional de Trabajadores (ANT) marcharon desde Liniers a Plaza de Mayo, desviando su camino para parar frente a Brukman. Fueron recibidos con entusiasmo por una nutrida delegación de los obreros de la fábrica, que luego se sumaron durante varias cuadras a la marcha.

Dos caras de esta gran lucha obrera.

El lunes 9, la mesa de la ANT había reclamado a Kirchner la expropiación de Brukman y la gestión directa de sus trabajadores.

Ambito Financiero, el martes 10, acusó a Kirchner de ceder frente a los piqueteros.

Pero, luego de la marcha y la creciente agitación en Brukman, el mismo Ambito señala el jueves 12 que el “gobierno está desconcertado” y que se convocó a una Comisión “para la intermediación entre obreros rebeldes y funcionarios”.

La lucha se encuentra en momentos decisivos. Se corren versiones de que el martes 17 el juzgado intentaría nuevamente que entren los carneros a la fábrica.

Más que nunca es necesaria una acción firme. Primero, para impedir que los carneros se instalen; segundo, para exigir activamente que la Legislatura apruebe la ley de expropiación, que Ibarra viene bloqueando. Ni qué hablar de Macri, que según Página/12 se ha reunido con los Brukman en el country que éstos tienen en Ezeiza.

Sólo la lucha logrará que los obreros de Brukman retomen la gestión directa de la fábrica. El PO está comprometido en esta perspectiva.