Sindicales
24/2/2021
DESPIDOS
Aceiteros: no al cierre de Buyatti Puerto San Martín
Que la crisis de Vicentin no la paguen los trabajadores.
La aceitera Buyatti ubicada en Puerto General San Martín, San Lorenzo (Santa Fe), cerrará sus puertas a partir del 1º marzo y dejará sin trabajo a casi 90 personas. Ya comenzó con el Procedimiento Preventivo de Crisis por cierre del establecimiento y sus trabajadores advierten que está en riesgo el cobro de las indemnizaciones.
A lo largo del 2020, la patronal pagó salarios -por debajo del convenio colectivo aceitero que marca el Soea- en virtud de los ingresos que le reportaba a Buyatti un “contrato de fasón” firmado con el grupo Vicentin en 2020, luego de que esta empresa se declarara en default. Buyatti alquilaba sus instalaciones para procesar el grano que Vicentin no podía, por tener prohibido realizar cualquier tipo de operación hasta tanto se resolviera el concurso de acreedores y el proceso de quiebra, que sigue en veremos.
La estrecha relación entre Buyatti y Vicentin es de familia ya que ambos apellidos están asociados por contratos matrimoniales oligárquicos de antaño. Al que se suman otros como los Padoan o los Nardelli, apellidos asociados en el directorio responsable de la crisis y quiebra oscura del pulpo sojero Vicentin. Daniel Buyatti fue director de Vicentin SAIC hasta octubre del año pasado.
Un grupo empresario con grandes espaldas
Buyatti funciona hace años como una tercerizada de la grandes cerealeras. En el pasado, esta misma cadena la fue atando a contratos sucesivos con Cargill, Molinos y Vicentin. El cierre de Buyatti está estrechamente asociado al proceso de concentración del complejo agroexportador en un puñado de cerealeras, que beneficia a los capitalistas propietarios de puertos privados.
Según informaron los dueños, el costo del flete desde Buyatti hasta los puertos privados de las cerealeras, con puerto propio para exportar, hace a esta planta poco rentable. “Competía en los últimos tiempos con los megacomplejos que se instalaron a la vera del Río Paraná, competidores con una mayor capacidad de molienda y más tecnológicas. Plantas más chicas y con costos más altos como la de Buyatti, dejaron de ser rentables” (La Nación, 17/02).
Pero lo cierto es que hasta hace muy poco era rentable y funcionaba como parte de un grupo que realizó todo tipo de actividades para defraudar al fisco, evadir capitales y contrabandear. Esta crisis es una extensión de la quiebra y el default trucho de Vicentin.
El cierre de Buyatti no afecta otros múltiples negocios multimillonarios que tiene al norte de Santa Fe, en Reconquista, donde posee otra planta procesadora de oleaginosas y una algodonera; o en Las Breñas, Chaco, lugar en el que opera una modernísima planta procesadora de algodón, con tecnología de punta, a decir de sus propietarios.
Buyatti nació con el negocio de elaboración de aceite de lino y después de aceite de girasol. En el año 1985, con el auge de la soja en la Argentina, decidió aprovechar su experiencia en el negocio de oleaginosas y construyó una planta en Puerto San Martín con una capacidad de molienda de 3.300 toneladas diarias de semillas, siempre asociado a grandes empresas. Ese volumen hoy queda chico en relación a Renova, socia de Vicentin, que puede procesar hasta 33 mil tn.
Ese mismo año, Buyatti participó como accionista fundador en el emprendimiento portuario de Terminal 6 S.A. junto a otras firmas aceiteras, entre ellas, Guipeba Ceval S.A., Aceitera General Deheza S.A., Aceitera Chabas S.A., Oleaginosa Río Cuarto S.A. y Tankay S.A. La expansión no terminó ahí sino que a mediados de los años ‘90 tomó la decisión de integrarse verticalmente en el negocio algodonero, instalando tres desmotadoras de última tecnología de origen norteamericano en sus plantas de Chaco y Reconquista.
Hay que defender los puestos de trabajo
Los trabajadores de Buyatti vienen reclamando que no se cierre la empresa con un acampe en la puerta de la fábrica y sucesivas presentaciones en el Ministerio de Trabajo de Santa Fe que no prosperaron, desde donde se convocaron a audiencias de conciliación de las que la patronal se ausentó sistemáticamente. Al igual que con el conflicto por despidos en Honda Guerrero, es notorio que los capitalistas del cordón no se sienten interpelados por el “Estado presente” cuya fuerza solo aparece para reprimir las protestas obreras.
La incertidumbre y el disgusto son muy grandes. El Soea (Sindicato de Empleados Aceiteros) mantuvo reuniones con la patronal durante todo el mes de enero, en las cuales se discutía que un grupo de inversores iba a comprar la empresa. Pasado ese tiempo valioso para preparar una salida real, al día de hoy el colectivo obrero de Buyatti está discutiendo cómo cobrar las indemnizaciones.
El sindicato debe organizar ya un plan de lucha en defensa de los puestos de trabajo. Ante el desentendimiento de la empresa, con la complicidad del gobierno, cobra más valor que nunca la lucha por una salida de los trabajadores. Es precisa una asamblea de fábrica que vote un pliego por el pago inmediato de lo adeudado y en defensa de los puestos de trabajo.
Frente al cierre y la liquidación de capitales que pretende el grupo Buyatti, socio del pulpo defraudador Vicentin, deben abrirse los libros contables de todo el grupo al escrutinio de las y los trabajadores. Esta es la punta del iceberg de un proceso de reorganización patronal a costillas de los puestos de trabajo.
Si no hay capitalistas interesados, que el gobierno estatice la empresa sin indemnización y la ponga en marcha con todos los trabajadores adentro, ya que la planta está operativa. Esto pone sobre la mesa la necesidad de un plan económico de y para los trabajadores, que parta de reconvertir el complejo agroexportador, nacionalizando los puertos y el comercio exterior.
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