Sindicales

9/3/2000|657

Adaptación a pesar de las luchas provinciales

El Congreso de Ctera, reunido el 2 de marzo, ha votado una movilización para el 9 del corriente fren­te a la sede del Consejo Federal de Educación, que el propio Yasky se encargó de reducir al viaje de algu­nos dirigentes y activistas para una acción mediáti­ca. Esta moción fue contrapuesta a la moción de pa­ro de 24 horas el día 6, y plan de lucha nacional, rea­lizada por Aten, que contó con el apoyo de 12 delega­dos en el Congreso. Una segunda votación, dividida, estuvo referida a la aceptación o no del cronograma de pagos acordado entre Ctera y el ministro de Edu­cación, que contó con el rechazo de 24 congresales, en la mayor muestra hasta ahora de desconfianza a la orientación oficial, y la abstención de otros 7.


La participación de Ctera en el programa de eva­luación de la marcha de la reforma en el seno del Consejo Federal fue rechazada por 6 congresales. En todos los casos, las delegaciones de Aten y Adosac vo­taron en contra de las posiciones oficiales, y a la mo­ción del paro nacional se sumaron las delegaciones de La Rioja y Misiones.


La situación en algunas provincias que se en­cuentran realizando medidas de fuerza provocó una honda impresión entre los congresales: en Misiones se denunció la cesantía de 1.500 docentes antes de las vacaciones, ley de emergencia, eliminación de los adicionales por zona y presiones de todo tipo para impedir medidas de fuerza de los docentes; Jujuy va al paro por tiempo indeterminado contra la reduc­ción de los salarios; Tierra del Fuego informó de la ocupación de escuelas contra la fusión de estableci­mientos en Río Grande, la bajada del Estatuto Do­cente, la eliminación de los equipos interdisciplina­rios (300 cesantes) y la reducción salarial en un 30%. En Catamarca tampoco inician las clases, por las deudas salariales y la reducción de salarios provocada por una ley de emergencia. Santa Cruz informó de las movilizaciones masivas que viene desarrollando en todas las localidades contra el achicamiento de las plantas funcionales (300 cargos), y que ha logrado importantes resultados en la restitución de gran par­te de los cargos que habían sido dados de baja.


El debate sobre la orientación giró alrededor del planteo central de Maffei-Yasky, consistente en que si bien hay que reconocer que el gobierno actual es neoliberal y una correa de transmisión más del FMI, la mayoría del pueblo aún no lo percibe, y en loncos, para preservar la unión de la Ctera con la masa de la población, no están dadas las condiciones de en­trar en una lucha que aislaría a la organización do­cente. Desde este ángulo se justifica la aceptación inevitable de un cronograma de pagos del incentivo docente que violenta la propia ley. Incluso se justifi­ca la participación en la evaluación de la mar’ ha de la reforma junto al gobierno, lo que implica el abandono definitivo de la lucha por la derogación de la ley federal.


Un argumento increíble de MAffei fue que el gobierno nacional se veía obligado a postergar el pago del inventivo por el monitoreo trimestral del FMI. El delegado de Santa Cruz denuncio entonces que se estaba sometiendo a votación de este congreso gremial la aceptación lisa y llana de la presión del FMI. Lo que equivale a colocarse en la misma posición de adaptación que el propio gobierno. También desde Adosac se mostró que la CTA y los principales dirigentes de Ctera generaron todo tipo de ilusiones en la Alianza para sacarse de encima a Menem, vale decir que les cabe una parte de la responsabilidad por la situación que hoy enfrentamos.


La delegada de Aten denuncio el rol divisionista y las posiciones del CTA respecto a la reforma laboral; y lo llamativo fue que, quien saliera a defender la orientación del CTA de marchar al Congreso el 24 de febrero y en general toda la orientación del CTA, fue el delegado de La Rioja, Rogelio De Leonardis, a quien no devolviéndole el favor, criticaron duramente algunos delgados celestes por los planteos combativos en otros momentos de su alocución


Conclusión


El Congreso abrió una instancia de tregua con el gobierno aliancista y con el propio Llach, pero esta orientación va encontrando resistencia en segures que tradicionalmente confiaban en la conducción ce­leste, lo que permitió en el Congreso un rico debate y que se rompiera notablemente el monólogo de la di­rección oficial.