Sindicales
21/1/2019
Aeronáuticos: si rompemos la tregua, podemos ganar
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Agrupación La Pista
La decisión de los pilotos de rechazar la conciliación obligatoria y ratificar su paro de 48 horas fue suficiente para que la Anac (Administración Nacional de Aviación Civil) retrocediera en su intento de favorecer el ingreso de pilotos extranjeros sin exigirles los requisitos de habilitación para operar en el espacio aéreo nacional. La intención era imponerle a éstos condiciones de trabajo flexibilizadas en las low cost y usarlos como carneros de ser necesario.
Hasta la amenaza cierta de paro, la Anac mantuvo la resolución contra los pilotos. Solo se le paró el carro al macrismo cuando estos se plantaron y desconocieron la presión del gobierno. El resto de los reclamos, de todos modos, está pendiente.
El arrugue oficial contrasta con los resultados negativos de la “paz social” concedida por los gremios aeronáuticos desde el masivo paro de 24 horas en Aerolíneas del pasado 26 de noviembre. Gracias a esta tregua de casi dos meses el gobierno continuó avanzando: Aerolíneas abandonó la ruta a Río Hondo, que fue tomada rápidamente por Avianca, asociada a la familia Macri; el gobierno entregó a Flybondi 284 rutas (incluyendo vuelos a Malvinas), 127 rutas a Jet Smart y 200 a Andes, empresa quebrada y sin aviones; la Anac prorrogó la autorización para que la PSA (Policía de Seguridad Aeroportuaria) y la Fuerza Aérea actúen como carneros en tareas de rampa de aeropuertos; y se desreguló la operación de rampa en perjuicio de la estatal Intercargo, habilitando a nuevas empresas a prestar ese servicio. Además, la Justicia avaló que Aerolíneas no aplique la cláusula gatillo firmada de septiembre. Y el gobierno autorizó la creación del sindicato patronal de Flybondi.
Por otra parte, Aerolíneas ha ratificado las 376 suspensiones, exige la entrega de los convenios y mantiene congelados los salarios con una paritaria vencida en septiembre y con una inflación del 48%. Si bien Aerolíneas es la madre de todas las batallas, los ataques al salario y las condiciones de trabajo abarcan a los trabajadores de Latam, a los controladores aéreos, a los trabajadores aeroportuarios efectivos y tercerizados y a los aeronáuticos de Flybondi, a los que se pretende someter con un sindicato trucho armado entre la patronal y sus laderos.
Fue la tregua gremial la que animó al gobierno a seguir su ofensiva. Durante la "retención de tareas" del 8 de noviembre y ante el masivo paro de 24 horas del 26 de ese mismo mes, los gremios aeronáuticos clamaban para que el Estado aplicara la conciliación, llegando al extremo de acusar al gobierno de iniciar el conflicto por no dictarla. Los Sindicatos Aeronáuticos Unidos encontraron el paraguas para una tregua cuando el reclamo de los pilotos entró en su conciliación en diciembre, tomándola como propia. Advertimos entonces que las conducciones de Apla-Uala cometían al menos dos errores, tanto al lanzar un paro "propio” (en lugar de sumar su reclamo al programa de lucha de todos los aeronáuticos) como al aceptar rápidamente la primera conciliación, facilitándole la tarea al gobierno que sorteaba así el período de las fiestas y vacaciones.
La marcha atrás del gobierno en su intento de favorecer el ingreso de pilotos extranjeros sin exigirles los requisitos de habilitación para operar en el espacio aéreo nacional demuestra que se puede ganar a condición de que se luche. Pero esta no es la política de nuestras direcciones sindicales, decididas a un "gradualismo" desgastante.
Tomemos la lucha en nuestras manos. Exijamos asambleas para votar un verdadero plan de lucha que arranque con un paro de 36 horas con movilización a Plaza de Mayo de todos los sectores y empresas aéreas.