Sindicales
12/5/2016|1410
Alimentación: un balance de las elecciones del STIA
Es necesario que el activismo saque las conclusiones correctas de este retroceso de la oposición en el STIA Capital, para derrotar a Daer y para poner en pie una poderosa oposición en todo el gremio de la Alimentación
Seguir
La Lista Verde de Rodolfo Daer retuvo la dirección del STIA Capital, por 3.022 votos -según los datos del propio oficialismo- contra 755 de la Bordó y 282 de la Azul y Blanca.
La Bordó denuncia que con procedimientos fraudulentos -cambios de horarios de las urnas, impedir el ingreso de fiscales opositores, votaciones del 100% del padrón donde no llegan fiscales opositores- la Verde intenta despojarla de la minoría.
La Verde se encuentra en un cuadro de crisis y resquebrajamientos en todo el país – y el STIA Capital no es la excepción. Prueba de ello es el abandono total de la defensa de los trabajadores del grupo Canale en Cuyo, de Alpesca en Chubut y de Cresta Roja en la zona sur de Buenos Aires. Más reciente es el abandono del ya de por sí insuficiente reclamo de 16.500 pesos al inicial votado por el Plenario de Congresales (lo que representaba un 48% de incremento salarial) para bajarse a 15.000 pesos al inicial (menos de un 35%), abandono que se hizo antes de hacer una hora de paro.
Si se tiene en cuenta que la Lista Bordó en la elecciones de 2012 -integrada también por quienes componen hoy la Celeste y Blanca- había alcanzado un 40% de los votos y ganado en 15 fábricas, la votación de la Bordó -perdiendo en sus “bastiones” como Stani, Pepsico y Felfort- representa un fuerte retroceso.
Nuestra crítica principal la política de la oposición está relacionada con un problema de método, que es crucial para el clasismo en su desarrollo en el movimiento obrero: la ausencia de una verdadera política de Frente Unico contra la burocracia de la Verde. Esto supone unificar para la acción combatiendo todo faccionalismo.
La división de la oposición antiburocrática le allanó el camino de la victoria a Daer. El argumento que esgrime la Bordó de que la Celeste y Blanca “es verde, amiga de Wasiejko en el Sutna y traidores a la lucha de 2009” es un subterfugio; se opone a su propia práctica en 2012 -cuando la Celeste y Blanca ya era acusada de Verde, ya era amiga de Wasiejko y ya se había bajado de la huelga de 2009, y aun así integraron una lista común.
Otra expresión de esa ausencia de Frente Único es el rol de las internas de la Bordó (principalmente en Kraft) y de la Transparente en Felfort de no adherir a los paros nacionales convocados por la Federación Alimenticia, con el argumento de que son “inconsultos”. No impulsar a los trabajadores a la huelga los privó de una experiencia de lucha clave, y le quitó la enorme autoridad que la Bordó tenía ganada frente al conjunto del gremio en la huelga de 2009. Esta política conservadora fue impotente frente a los despidos y las tercerizaciones.
También la votación expresó que estamos ante un sindicato prácticamente vaciado de afiliados, algo que es promovido de conjunto por la burocracia sindical y contra lo cual el clasismo, si quiere echar a la burocracia, tiene que tener una de sus principales batallas. La no afiliación al gremio expresa el descontento con la burocracia, pero también expresa la ausencia de una política para enfrentarla.
El desplome de la Celeste y Blanca en Kraft (169 contra 262 de la Bordó y 246 la Verde) y su elección marginal en todo el gremio demuestra que la ausencia de política -o el discurso antipartidos- podrá servir para ganar circunstancialmente una elección, pero que es indefectiblemente un factor de desorganización en el movimiento obrero.
El triunfo de la Verde tiene pies de barro. La burocracia, sus prácticas y su política no tiene base entre los trabajadores, que quieren enfrentar el ajuste.
Es necesario que el activismo saque las conclusiones correctas de este retroceso de la oposición en el STIA Capital, para derrotar a Daer y para poner en pie una poderosa oposición en todo el gremio de la Alimentación.