Sindicales

18/10/2016

Aprender 2016: docentes y estudiantes repudian el operativo anti-educativo del gobierno

El verdadero objetivo del operativo, en palabras del ministro Bullrich.

El operativo antieducativo Aprender 2016 comenzó con una intensa oposición que ni siquiera los medios más afines al macrismo pudieron ocultar. La reacción inmediata de estudiantes, padres y, especialmente, docentes, constituye un fuerte golpe para este intento de poner en el banquillo de los acusados a las víctimas.


Se han desarrollado paros docentes de Adosac (Santa Cruz), Aten (Neuquén), Unter (Río Negro), los Sutebas combativos dirigidos por la izquierda (Buenos Aires) y los sindicatos independientes en Chaco y Misiones; así como la desobligación en Amsafé-Rosario y el quite de colaboración de Ademys en CABA.


El cuadro se completa con las miles y miles de renuncias de docentes en todo el país a ser aplicadores de este ataque, y con la toma de colegios secundarios para frenar el operativo.


Es un golpe también para el conjunto de los partidos de gobierno, que se sumaron a la operación aprobada en el Consejo Federal de Educación.


A confesión de partes…


El carácter reaccionario del Aprender 2016 lo explicitó de una manera realmente bestial el propio ministro de Educación y Deportes, Esteban Bullrich, en el coloquio de Idea. Allí dijo, con tono rabioso, que “el sistema educativo público argentino no sirve para nada, no va más, no va más, es una máquina de hacer chorizos”.


“La escuela pública argentina -amplió- fue fundada para educar a trabajadores que en la fábrica repetían durante décadas la misma acción”. Pero, como varias veces lo declaró, hoy hay que educar para la incertidumbre, signada por la desocupación masiva, la precarización laboral y los salarios por debajo de la pobrera y la flexibilización laboral.


Los empresarios recibieron con alborozo las declaraciones del ministro, a tono con sus reclamos. La cartera de Bullrich les consultó, a su turno, por las capacidades laborales 2020 requeridas por sus empresas, a partir de las cuales deberá armarse la “oferta” educativa del próximo quinquenio.


Días antes, el funcionario había afirmado en un ágape de la Cámara de Comercio Canadiense-Argentina que no evaluarían conocimientos, sino “aptitudes y habilidades”.


El ministro quiere que la escuela, transformada en un simple taller de reentrenamiento laboral, adapte la escuela a  los saberes elementales del trabajo, acorde a las necesidades cambiantes del negocio capitalista.


Guerra contra los docentes


Emborrachado por los aplausos de los capitalistas, a Bullrich le saltó la térmica: “¿Es casual -se preguntó- que la mitad de los jóvenes sean pobres, no terminen el secundario y no vayan a la universidad, que es gratis, porque en la escuela no te enseñan a leer? Eso es pobreza”


¡Uno de los responsables del cuadro de pauperización de la clase obrera argentina, de que haya 14 millones de pobres y de indigentes, y la mitad de los niños y jóvenes pobres, acusó a los docentes de ser los responsables de la pobreza!


En declaraciones previas, el funcionario ya había manifestado su voluntad de cargar a cuenta de los docentes la decadencia educativa generada por décadas de pobreza y reformas privatistas de la escuela pública: “Vamos a hacer una radiografía que muestre hasta dónde está quebrado el hueso” (Infobae)


Continúa la lucha


La reacción creciente de docentes, estudiantes y padres al operativo (al que Bullrich asimiló alegremente al genocidio de la Campaña del desierto) responde a la intuición popular de que esto busca degradar por completo la educación pública.


El revuelo generado en la base de la docencia contrasta con la complicidad de la burocracia sindical de Ctera con Macri y los gobernadores, que se negó a realizar un paro para quebrar este operativo anti-educativo. La medida, por el contrario, la están llevando a cabo los docentes de base y los sectores sindicales combativos en todo el país.


Profundicemos la unidad de acción de docentes, estudiantes y padres para frenar esta avanzada contra la educación pública.


 


Foto : Crédito Telam