Sindicales

10/12/2015|1393

Apta: la victoria de una conducción agotada


Inesperadamente, la lista de Ricardo Cirielli se impuso en las elecciones de Apta: 1.068 votos obtuvo la Lista Naranja, de Cirielli (44%), 787 la Azul yaskista (32%) y 565 (24%) la Violeta Juntos por Apta, del frente FTA-MTA, encabezado por “el Chavo” Echague y “el Colo” Busatto, ambos dirigentes de la Agrupación La Pista e integrantes de la CSC-PO.


 


La continuidad de la conducción que dirige el sindicato hace ya más de 20 años se produjo incluso luego de que la oposición hubiera logrado impugnar más de 1.500 integrantes del padrón. Meses antes, la oposición había logrado una mayoría evidente en dos asambleas consecutivas de junta electoral donde se movilizaron más de 600 técnicos y la directiva debió huir de las instalaciones para finalmente aceptar a regañadientes y con la mediación ministerial una junta electoral con participación equitativa de la oposición. Durante la elección, la conducción tuvo que desconocer serias derrotas en el cuerpo de delegados para firmar una paritaria a la baja y, días antes, aprobar la Memoria y Balance del sindicato en una asamblea clandestina.


 


Presentó apenas 30 fiscales cuando las otras dos listas opositoras habían presentado 90 (Azul) y 80 (Violeta). Todas señales de un inminente fin de ciclo. ¿Cómo se explica, entonces, el triunfo de Cirielli?


 


Por primera vez, Cirielli enfrentó lista opositora. Asumirá siendo una minoría en votos y, posiblemente, en cantidad de delegados de base. Su “mayoría silenciosa” está lejos de expresar la vida política del gremio como lo demuestran las reiteradas asambleas suspendidas y la ausencia de un activismo vinculado a la conducción. De los mil votos obtenidos por Cirielli, 140 corresponden a las urnas de jubilados y otro tanto a las urnas propias de las bases militares y los controladores aéreos, dominados por las patronales y carentes de vida sindical. Además, obtuvieron cien votos en Fadea (Córdoba) como resultado de la creación de un sindicato paralelo armado por la patronal. Allí, la conducción naranja canalizó una línea de resistencia a esa ofensiva patronal con independencia de su propia política. La Violeta logró allí un incipiente reagrupamiento que comprendió que el avance de la patronal en Fadea fue el resultado de la política de parálisis de la conducción frente al vaciamiento, que se tradujo en 20 votos a su favor. La Naranja obtuvo resultados muy abultados y muy por encima de la media en las urnas del interior del país alejadas de las luchas de los técnicos.


 


El repudio a la burocracia no llegó tan lejos como se esperaba y correspondía a la situación, ni en los hangares ni en las líneas de Ezeiza y Aeroparque donde se concentra aproximadamente el 60 ó 70% del padrón. La conducción se adaptó mediante una línea de renovación, reemplazando la inmensa mayoría de los cargos de la comisión directiva con la excepción del propio Cirielli y algunos otros referentes menores y no desgastados. Ellos mismos buscaron asumir ese “mandato de cambio”.


 


La elección, que debió realizarse en julio, se llevó a cabo finalmente días después del balotaje y estuvo signada fuertemente por la transición política entre gobiernos. Primó una línea conservadora frente al cambio de frente de la situación nacional y la nueva gestión derechista de Isela Constantini. La última semana de las elecciones, el propio ciriellismo adoptó un eje catastrofista destacando su rol de supuesto “piloto de tormentas” durante veinte años.


 


El planteo sobre “la inmadurez de la oposición para unirse” debe ser rechazado de plano, porque las dos listas opositoras expresaban estrategias políticas antagónicas. Por un lado, una lista cuyas cabezas las aportó el clasismo y la izquierda, junto a delegados y activistas combativos influidos por Facundo Moyano y un compañero de Opinión Socialista; por el otro, una lista dominada por la orientación de la patronal de Recalde primero y de LAN después, una lista que hizo del carnereo a los paros una estrategia política. No había lugar para un frente alguno de la oposición. El frente único en base a un compromiso de autonomía de la patronal y de democracia sindical lo constituyó la Violeta.


 


La Violeta hizo una importante elección y cosechó los votos de lo mejor del activismo combativo. Expresa una reserva de lucha de los técnicos aeronáuticos frente al brutal ajuste que prepara el nuevo directorio forjado en las suspensiones y la racionalización de General Motors. Ahora empezará la pelea contra la racionalización de Aerolíneas a costa de los trabajadores, una línea de fondo planteada por la derecha durante toda la campaña electoral.