Sindicales

21/5/2022

CABA

Asamblea de Ademys votó darle continuidad al plan de lucha

El 31 de mayo vamos a un paro y una gran marcha educativa con el movimiento estudiantil para torcerle el brazo a Larreta. Llamamos al conjunto de la docencia y a la UTE a sumarse a la medida.

Por el salario, las titularizaciones y el estatuto docente.

Luego del masivo paro y la gran movilización en rechazo de la reforma del estatuto docente y el proyecto de titularización que excluyó a miles de docentes, sancionado en la Legislatura porteña el jueves 12, la asamblea abierta de Ademys votó la convocatoria a una marcha educativa en el marco de un paro para el 31 de mayo. De esta manera, se resolvió la continuidad del plan de lucha por el conjunto de las reivindicaciones de la docencia y las comunidades educativas de la Ciudad.

En primer lugar se coloca la pelea por el salario, que ya está por debajo del índice inflacionario y se aleja cada vez más de las proyecciones que buscaban imponer el techo paritario. A su vez, es preciso continuar la lucha por las titularizaciones de todas las áreas excluidas por el oficialismo: los docentes de superior y escuelas medias no alcanzados, los EOE, los programas socioeducativos, entre otros, para garantizar la estabilidad laboral del conjunto de las y los trabajadores de la educación.

Conforme al objetivo de sentar las bases de un movimiento educativo que rechace los ataques del gobierno y conquiste una salida para nuestras demandas, es vital que confluyamos con los otros sectores que protagonizaron última jornada frente a la Legislatura. Los terciarios, incluyendo a las autoridades de los profesorados, vieron en la exclusión del nivel superior en el proyecto de titularización una vuelta a la carga del gobierno con la Unicaba y el cierre de los institutos de formación docente. Es por esto que es necesario agitar la campaña junto a los centros de estudiantes terciarios.

Pero también es necesario sumar a esta iniciativa a los estudiantes secundarios que están comenzando a organizarse y salir a luchar, como indican algunos cortes zonales planteados esta semana, en rechazo a las mal llamadas prácticas profesionalizantes que no son otra cosa que trabajo no remunerado al servicio de las patronales y que no responde a las necesidades educativas de nuestros estudiantes.

El ajuste como política (anti)educativa

El malestar entre la docencia es creciente y razones no faltan. El dato inflacionario de abril, que se conoció el mismo día del paro, golpea aún más los depreciados salarios que ya estaban un 35% por debajo de la línea de pobreza. Esto viene induciendo una extensión de la jornada laboral docente, incluso hasta al equivalente a tres cargos, que, por otra parte, registra un aumento de su intensidad, fruto de la profunda crisis educativa, que redunda en un agobio cada vez más generalizado.

A esta dramática situación, se suman las limitaciones en el acceso a las licencias por enfermedad, resultado de la política de ajuste y flexibilización de Larreta que encabezada la Dirección General de Medicina del trabajo a través de la implementación del sistema MIA, y las dificultades para la atención médica a consecuencia inmediata del vaciamiento de la obra social por parte de la burocracia de Genta y el propio gobierno. No menor, en el contexto del anunciado llamado a concursos mientras la docencia se la moviliza exigiendo las titularizaciones, es la denuncia de las irregularidades en los actos públicos.

Sin embargo, no conforme con todo esto, el gobierno se dedica a las provocaciones tales como la montada por el funcionario Fabián Capponi contra los trabajadores del programa M+M que fue la excusa para otro exabrupto de la ministra Soledad Acuña en redes sociales, o la reciente circulación mediática del proyecto que pretende restringir el derecho a huelga impulsado por el exministro de Educación y actual diputado de cambiemos Alejandro Finocchiaro. Larreta despliega, como parte de su campaña presidencial, un ataque en regla contra la docencia y la educación: salarios a la baja, flexibilización y precarización laboral y persecución gremial. En resumidas cuentas: un plan de ajuste a la medida del FMI.

¿Cómo seguimos?

Este cuadro explica el alto acatamiento que tuvo el paro y la masiva movilización, pero con el proyecto del oficialismo votado y teniendo por delante la reglamentación e implementación en la que el gobierno pretende colar los elementos más regresivos, se plantea más que nunca el interrogante por cómo darle continuidad a la lucha educativa.

En este sentido el balance de la jornada arroja en primer término que existe una reserva de lucha en el gremio docente. En segundo lugar, dada la caracterización del cuadro y que la docencia salió a las calles, cabe preguntarse cuál es el bloqueo al sortear para dar una pelea a fondo que permita el triunfo de la docencia y la conquista de nuestras reivindicaciones. Sin lugar a duda la respuesta es la contención que viene desplegando la burocracia sindical en todas sus variantes y en particular la dirección Celeste de la UTE.

Mientras Ademys, bajo el impulso de la conducción Multicolor, votó un paro con más de tres semanas de anticipación desarrollando agitaciones, charlas por escuelas y concentraciones frente a la Legislatura, la dirección de UTE solo se sumó dos días antes cuando ya se veía una importante adhesión. La orientación de la dirección Celeste nunca fue organizar a la docencia contra la reforma, solo colocó su interés de ser participante. Tal es así que el día de la sesión en que se votó el proyecto omitió durante el acto cualquier planteo de continuidad dando por cerrado el conflicto tras la votación.

En contraste con esta política de integración y resignación de la burocracia sindical, la asamblea abierta de Ademys fijó una orientación de continuidad para el plan de lucha que busca ofrecer un canal para que el gremio docente vuelva a ganar las calles. Bajo esta perspectiva, se votó darle impulso durante los próximos días a la realización de clases públicas, abrazos a las escuelas y profesorados, cartelazos, semaforazos. Además, se resolvió seguir promoviendo la deliberación y organización en las escuelas mediante asambleas por escuelas y distritales. En definitiva, se trazó una hoja de ruta para la construcción de un paro y una gran marcha educativa para el 31 de mayo.

La necesidad de ofrecerle a la docencia un canal para la continuidad del plan de lucha está más vigente que nunca. No es gratuito para el gobierno haber aprobado el proyecto en el marco de la movilización docente, y, si mantiene o no abierto el conflicto, seguramente condicione el alcance de la reforma en la reglamentación. Es por todo esto que debemos impulsar el debate por escuelas y las acciones que recreen y preparen las condiciones abordar la lucha por el conjunto del pliego reivindicativo.

Desde Tribuna Docente entendemos que lo votado en la asamblea de Ademys fija una orientación que contribuye a la intervención de la docencia en la perspectiva de la continuidad al plan de lucha. Pongamos manos a la obra en la organización junto al movimiento estudiantil de una gran marcha educativa, que en el marco del paro docente, ponga en pie al movimiento educativo que pueda torcerle el brazo al gobierno de Larreta y Acuña.

Ningún docente sin trabajo. Titularización masiva, fotográfica y con efecto cascada para todxs lxs docentes interinxs y suplentes que vienen teniendo sus derechos vulnerados; disolución de la Coreap; restitución de las Juntas de Clasificación y Disciplina con sus funciones históricas y elegidas por el voto directo de la docencia.

Reapertura de la mesa salarial; bono de emergencia, adelantamiento de la cuota de julio e indexación automática por inflación. Por un salario igual a la canasta familiar por un cargo.

Por la vigencia plena del estatuto docente. Rechazamos la reforma flexibilizadora de Larreta que ataca nuestras condiciones laborales; no al salario por mérito ni a la destrucción de la carrera docente. 

En defensa de la salud docente; contra las arbitrariedades de la aplicación MIA y el vaciamiento de la obra social Obsba.

Basta de reformas precarizadoras y antieducativas; defendamos nuestros profesorados; no a la Unicaba.
Abajo los ataques del gobierno a la docencia y a Ademys, abajo los sumarios, fuera Cappponi. No al pacto de ajuste de los gobiernos con el FMI.