Sindicales

3/7/1997|546

Aurora vuelve a la lucha

El jueves 26, los trabajadores de Aurora marcharon desde la fábrica hasta el puente de Pompeya, donde protagonizaron un ‘corte’ durante dos horas. La marcha fue convocada por la UOM Avellaneda, ante la completa falta de respuestas en relación a los fondos que debía adelantar la gobernación bonaerense para poner en marcha la ‘cooperativa’.


Hace ocho meses, la UOM impulsó la constitución de una ‘cooperativa de trabajo’, que se haría cargo de la producción durante dos años con apoyo financiero inicial del gobierno de Duhalde. En aras de esta ‘cooperativa’, la UOM abandonó la lucha contra los despidos ‘con causa’ tramitados por la patronal y, en general, renunció a toda acción por la reapertura inmediata de la planta.


Pero el dinero de Buenos Aires no llegó jamás: los compañeros no cobraron, durante estos meses, más que el fondo de desempleo del ANSeS. Cuando éste se agotó, se desató una deliberación general entre los trabajadores, con reclamos a la CI y a la UOM.


La movilización del jueves pone de manifiesto el completo fracaso de la ‘solución’  pergeñada entre la UOM y Duhalde, que no sirvió más que para congelar, durante ocho meses, cualquier medida de acción directa. Pero esta política nefasta tampoco logró quebrar a los trabajadores de Aurora: después de todo este tiempo de dispersión y ausencia de perspectivas, más de doscientos trabajadores concurrieron a la marcha. En más de una oportunidad la burocracia deslizó que quedaban “demasiados compañeros en Aurora” para que la ‘cooperativa’ fuera ‘viable’. Es evidente que se apostó al desgaste y la disgregación de la fábrica. En este plano, también la burocracia ha fracasado: la falta de perspectivas laborales ‘afuera’ (más allá de las ‘changas’) hace que el grueso de los compañeros defienda una salida para la ex-Siam. Pero para imponerla, hay que salir a una lucha en serio: los trabajadores renunciaron a todo en nombre de la ‘solución’ de Guerrero-Duhalde. Ahora, que se hagan cargo de lo que prometieron: que la provincia asegure la reapertura de la planta; que se pague —desde ahora— un salario a todos los trabajadores, equivalente al percibido cuando la planta funcionaba.