El Polo Obrero de Avellaneda ha comenzado a preparar la movilización nacional del 2 agosto a los municipios mediante asambleas y plenarios en los barrios que van delineando un pliego de reivindicaciones.

Los compañeros de Dock Sud, que vienen realizando una campaña contra la contaminación del Polo Petroquímico mediante mesas redondas, volantes y visitas a los medios, realizaron un plenario en el que se debatió una amplia agenda de problemas.

Los vecinos del barrio Anglo denunciaron el enorme deterioro de las viviendas que el Estado construyó hace seis años para trasladar el barrio y entregar los terrenos donde vivían a la empresa Exolgan. Esto anticipa lo que sucederá con los planes de urbanización que el Municipio está implementando en Villa Tranquila y el traslado a nuevas viviendas en Sarandí para los pobladores de Villa Inflamable. Se impone entonces el control vecinal en la construcción de las viviendas populares, la incorporación de la mano de obra del barrio en los trabajos y la inmediata escrituración sin cargo para las familias de menores recursos.

En Wilde, las asambleas se focalizaron en el problema de los servicios de luz, agua y cloacas. Los vecinos de Villa Azul sufren cortes permanentes de energía y el barrio entero está al borde de un desastre sanitario de envergadura. Decenas de chicos están sufriendo trastornos de salud debido a la contaminación del agua.

Los de la barriada de Villa Itatí también están en lucha por el agua. Hace un año, un masivo corte del Acceso Sudeste y una movilización a la Municipalidad de Quilmes arrancaron la instalación de un transformador eléctrico. Eso ha marcado al barrio y colocado al comedor del Polo Obrero de Itatí como un centro organizador de los vecinos.

Mientras se desarrollan otras asambleas y reuniones, marcha en forma paralela el empadronamiento para la obra pública, para la ya anunciada y para la que reclamamos para los barrios.

Un drama que ha estado presente en los debates es el de la droga. Los compañeros del Polo han planteado la necesidad de darnos una política para rescatar a la juventud de las garras de los ‘transas’, pero también de la policía. No se trata de criminalizar a la juventud de los barrios sino de desenvolver una campaña política y de salud que ponga de manifiesto el problema de la droga como problema social. Estamos armando una agenda de charlas con especialistas y levantando el reclamo de becas y planes de formación, de recreación y deportes para los jóvenes bajo la dirección de las organizaciones de lucha.