Sindicales

10/8/2022

Bahía Blanca: la precarización laboral se cobró la vida de un joven obrero

Complicidad patronal, estatal y sindical.

Leila y Oscar

Frente de la obra donde se produjo la muerte de Ignacio Garrote

Ignacio Garrote de 32 años, oriundo de La Pampa, cayó al vacío del piso 13 falleciendo en el acto, la obra casi finalizada en el macrocentro de la ciudad había sido “inspeccionada” por la Uocra con anterioridad.

“Fue una decisión personal no haber usado el arnés de seguridad” declaró Carlos Boer, el titular de la Uocra, a los medios locales, en un intento fallido de deslindar de responsabilidad empresarial y sindical en el cumplimiento de las normas de seguridad.

“Por lo que tengo entendido es un error humano. No sé si le quita o no responsabilidad a la constructora, pero nosotros hace dos meses habíamos hecho una inspección y estaba en condiciones. Esto es una especie de subcontrato, es como comprar algo aparte y nosotros eso no lo controlamos porque son trabajos muy fugaces y de otro gremio”. La Uocra local tiene un largo prontuario de encubrimiento de los crímenes laborales de jóvenes obreros que se ven obligados a cumplir tareas en situaciones de extrema vulnerabilidad y precariedad. Basta recordar a Gabriel Burgos de 19 años, uno de los obreros que quedó atrapado luego de caer en una zanja de una obra que se realiza en la mitad de cuadra de calle Soler, un tiempo antes rescatistas y personal especializado sacó el cuerpo sin vida del operario paraguayo César Benítez, de 23 años, quien se encontraba atrapado en el interior de un pozo de 13 metros de profundidad en una planta de Puerto Galván de la empresa Dreyfus. Ernesto Monterroso, empleado de una empresa también subcontratista, murió al caer a un piletón de barros industriales en la planta de la empresa Solvay Indupa.

Cuando era asesinado Mariano Ferreyra a manos de la burocracia sindical de Pedraza y Aníbal Hernández encubría, en Bahía, Juan Cruz Manfredini moría al explotar un laboratorio clandestino ubicado en un departamento de un barrio que analizaba productos industriales. Estos y muchos más son la larga lista de las víctimas de la precarización, pero nunca hubo una condena más allá de la social. Para las empresas contratistas, las tercerizadas y el sindicato, el responsable siempre es el obrero. Los derechos laborales parecen estar enajenados por aquellos a los que no favorecen.

Como es sabido, la mayoría de las empresas que realizan trabajos dentro del Polo Petroquímico de la ciudad lo hacen con empleados tercerizados bajo convenio de Uocra, lo cual les hace percibir un salario muy por debajo de sus tareas y riesgos a los que están expuestos. Entonces lo de “son trabajos muy fugaces y de otro gremio” es cuando conviene, lo que falla es la falta de capacitación, la falta de EPP (elementos de protección personal) para que un trabajador realice su trabajo adecuadamente, la presencia de técnicos de seguridad, etc. “Pero nosotros hace dos meses habíamos hecho una inspección y estaba en condiciones” agregó Bóer, como si las condiciones no pudieran cambiar día a día.

Ni hablar de la complicidad del propio Ministerio de Trabajo, que mira para otro lado ante la barbarie empresarial.

Es necesario que se constituyan Comisiones de Seguridad e Higiene bajo control de los propios trabajadores con la facultad de parar la producción/la obra cuando las mismas no se cumplen.

Para parar las muertes evitables de trabajadores necesitamos recuperar los sindicatos y ponerlos en mano de los propios trabajadores.

El próximo 17 el sindicalismo combativo llama ganar las plazas del país para imponer el paro general, por un salario básico que iguale la canasta familiar, por el %82 móvil de las jubilaciones.

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