El pasado 13 de julio se realizaron las elecciones de ATE Conicet. La novedad de la elección estuvo dada por la conformación de la Lista Púrpura, una lista de oposición que reagrupó a todes les trabajadores que luchamos por un sindicato independiente del gobierno y las gestiones de Conicet, y que obteniendo el 49,9% quedó tan solo a un voto de ganar la Junta Interna.

Nuestra campaña presentó ante les trabajadores del organismo un balance de las luchas llevadas a cabo durante el último período que incluyó la pandemia y la crisis económica actual. Durante el mismo surgieron distintos reagrupamientos autoconvocados ante la inmovilidad y hasta el bloqueo que representó el sindicato, particularmente la Lista Verde y Blanca. Cabe recordar que durante la última asamblea (una de las escasas realizadas) plantearon que no debía votarse ninguna medida de lucha ni ningún reclamo, llegando incluso a cuestionar la legitimidad de la asamblea como órgano de toma de decisiones. Una verdadera muestra de cómo conciben el sindicato: como un apéndice de la gestión del Conicet, ajeno a los problemas de les trabajadores y donde las decisiones se toman entre cuatro paredes sin debate colectivo alguno.

Conscientes de su falta de apoyo real entre los trabajadores, la Verde y Blanca apeló durante la elección a todo tipo de maniobras fraudulentas como la impugnación de candidatos por ser parte de la AGD (el sindicato docente), mientras que agregaban gente al padrón hasta incluso dos días antes de la realización de los comicios. A su vez, llevaron a votar a la propia patronal del Conicet, con Franchi y Pecheny a la cabeza, mostrando la total falta de independencia política que caracteriza su gestión. Mientras que elles ganan con los votos de los funcionarios, nuestra lista creció con los votos de les trabajadores.

El surgimiento de agrupamientos de trabajadores por fuera del sindicato vaciado, como lo es históricamente JCP y, en el último tiempo, la Asamblea Nacional de Becaries y CIC, CPAs y Personal de Gestión Autoconvocades, son la contracara de procesos de desafiliación, provocados por la desilusión y falta de expectativas en la dirección burocrática del sindicato. En este sentido, el resultado de la votación expresa el acierto del reagrupamiento debido a que apunta a revertir este proceso, mostrando que existe una alternativa de lucha y que hay otro camino frente a la desmoralización y el abandono promovidos por la burocracia.

En un contexto donde la crisis social y económica, fogoneada por el ajuste brutal que viene imponiendo (y busca profundizar) el gobierno de la mano del FMI golpea nuestros salarios y nuestros derechos laborales, más que nunca debemos profundizar este camino. Reforzando la necesidad de recuperar el sindicato como herramienta propia de lucha, afiliando nuevos (y viejos) compañeres y remarcando el rol de la burocracia oficialista, que actúa como correa de transmisión del ajuste dentro de nuestras propias filas. No pueden existir puentes entre quienes defendemos los derechos de les trabajadores y quienes defienden un acuerdo colonial y antiobrero con el imperialismo.

Desde el fin de la elección la conducción electa guarda un nada llamativo silencio. Desde la Naranja entendemos que los cuentos de votos de apoyo a la Lista Púrpura constituyen un mandato para luchar contra la orientación de vaciamiento y complicidad frente al ajuste encabezada por la Verde y Blanca. En ese mismo sentido, creemos que es necesario elevar a la conducción elegida un programa con las reivindicaciones más sentidas de nuestro sector, cuyos puntos centrales serán la recomposición salarial, mejores condiciones laborales, más presupuesto para investigar y un convenio colectivo que incluya a todos los escalafones así como también el reclamo por un mayor número de ingresos y becas. Exigiremos la convocatoria inmediata a una asamblea para discutir un plan de lucha del sector para llevar adelante este programa.

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