Sindicales

26/3/2015|1356

Balance de las elecciones en el subte


El diario La Nación tituló “El kirchnerismo ganó las elecciones en el subte”. Una verdad parcial, si no se aclara que la  lista oficialista Rojo y Negra, de Pianelli y Segovia, tuvo un retroceso de 10 puntos (de 64 al 55 por ciento) respecto de la elección anterior de 2011.


 


La oposición, tomada en su conjunto, pasó de un 36 a un 44 por ciento. Este retroceso del pianelismo, está vinculado a los fuertes compromisos políticos con la Casa Rosada y al Ministerio de Trabajo, que le atan las manos ante los crecientes reclamos que surgen de la base, producto de la ofensiva patronal-macrista.


 


Un ejemplo ilustrativo de esto es que, la directiva, que apoya el impuesto al salario, se pronunció en contra del paro nacional del próximo 31 de marzo; línea que le baja el gobierno, sin tener en cuenta que fracasó en tres paros generales previos, cuando la base paró en su gran mayoría, en contra de su posición.


 


 


La división de la oposición,  la campaña de la Naranja


 


Por la oposición se presentaron dos listas, la Bordó-Violeta, que obtuvo un 27 por ciento de los votos, y la Naranja, con un 17,25 por ciento.


 


La primera se constituyó como un frente de dos fracciones, la Bordó -del PTS- y la Violeta -un sector recientemente desprendido del kirchnerismo pianelista, pero que mantiene con él importantes coincidencias, como el apoyo al gobierno K, el rechazo del clasismo, la coincidencia con el impuesto al salario y la convicción de que el traspaso del subte a Macri fue progresivo.


 


Estos kirchneristas reciclados se propusieron combinar una figura pública de la izquierda -Claudio Dellecarbonara- con un trabajo de “construcción de base” que ellos tienen y el PTS no. Para ello, impusieron al PTS sus condiciones: primer puesto para Dellecarbonara, segundo y tercero para la Violeta y cuarto (si era aceptado) para Charly Pérez de la Agrupación de Trabajadores de Metrovías (PO).


 


Aclárese un detalle: de no salir primeros, el cuarto candidato no entraría a la Directiva ya que el estatuto sólo otorga tres cargos para la minoría. Tanto bordós como violetas rechazaron el planteo público de ATM (PO), de unificar a la oposición mediante una asamblea de trabajadores que votara un programa y el orden de los cargos. El mismo método empleado cuando se formó, en la elección de 2011, la fórmula Charly Pérez-Dellecarbonara de la Tricolor.


 


Si se aceptaba votar en asamblea, el acuerdo entre el PTS y Mastandrea se hubiera caído. ¿Por qué? Lo demuestra el resultado electoral final. El 27 por ciento de la Bordó-Violeta implica que cada una tendría el 13,5, queda claro que darle el cuarto lugar la Naranja, que obtuvo el 17,25 por ciento, era un despropósito. En todo caso, Charly Pérez hubiera salido primero si las tres corrientes disputaban por separado, o segundo, si la Bordó y la Violeta se presentaban como un bloque. Por eso no quisieron votar.


 


Queda claro que esta fractura de la alianza de izquierda ya existente (Tricolor) fue el producto de una acción escisionista de los kirchneristas disidentes. Y de una orientación oportunista y sectaria del PTS, que no estaba dispuesto a arriesgar la figura mediática de Dellecarbonara en una votación ante Charly Pérez y ATM, que, históricamente, lo habían aventajado. Y lo aventajan, con una mayor cantidad de delegados, militantes e influencia.


 


La decisión de muchos activistas de conformar la Lista Naranja junto con ATM fue una reacción de defensa de un programa y una perspectiva clasista ante la componenda del PTS y el sector de Mastandrea.


 


La Lista Naranja se constituyó incorporando a un sector muy importante de activistas independientes, en un plenario de bases, donde más de 100 trabajadores votaron un programa y la designación de los candidatos. Una campaña con gran debate de los ejes de intervención, todos vinculados a los reclamos de los trabajadores y recogidos en las maratónicas recorridas de los candidatos.


 


Estaciones, talleres, tráfico, el salario y la paritaria, la situación de la mujer trabajadora, fueron objeto de propuestas y materiales específicos. Sin olvidar a los sectores más marginados, de la limpieza nocturna, vías e instalaciones, a donde no llega la mano del sindicato.


 


La incorporación de tres miembros de oposición, sólo de la Bordó- Violeta, como vocales de la Directiva, se corresponde con el carácter proscriptivo del estatuto que impuso la conducción pianellista, que no contempla la proporcionalidad. Si la tuviera, para los 34 cargos en juego, unos nueve corresponderían a la Bordó -Violeta y otros cinco a la Naranja.


 


 


Los próximos desafíos


 


Como perspectiva se abre un cuadro más que interesante. Una conducción kirchnerista, a la cabeza de un gremio muy combativo, carece de toda actitud para conducir una lucha que se presentará fuerte y compleja. Una minoría, Bordó-Violeta, con tres puestos sobre 34, que podría ser un factor de progreso si contara con una homogeneidad política y un programa, los cuales lamentablemente carecen por su naturaleza de combinación electoral, basada en el mero reparto de cargos -y con fuertes contradicciones que ponen en tela de juicio su futuro.


 


En la orilla opuesta, la Naranja, cuya consistencia política le permitió liderar un buen pliego paritario en el cuerpo de delegados y la elección como paritario de su referente Charly Pérez. El desafío reside en convertirse en una gran agrupación de combate, que se postule como dirección efectiva de las próximas luchas. La paritaria y la lucha salarial, la elección de delegados en mayo, la lucha por la personería de la AGTSyP, serán jalones fundamentales de su agenda.