Sindicales

12/2/2020

Balance del “paro” de la UTA

Necesitamos un verdadero plan de lucha.

Agrup. Naranja de UTA

El paro parcial de UTA de ayer fue una medida de contenido patronal burocrática que persigue fines que nada tienen que ver con los reclamos de los trabajadores. Organizada por la camarilla disidente de la burocracia que responde a Miguel Bustinduy, contó con la colaboración de la empresa Dota, el principal monopolio actual del transporte colectivo de pasajeros. El paro fue dominguero, sin movilización y afectó a unas 52 líneas de esa empresa. La propia patronal garantizó la medida paralizando las líneas. En el caso de la línea 164 (ex – Expreso Lomas) los trabajadores que se presentaban a tomar servicio encontraban los portones de la terminal cerrados y sus delegados denunciaron lock out patronal.


El objetivo de Dota fue presionar en la pugna por la actualización de los subsidios, tema que se discute estos días en el Ministerio de Transporte. El argumento patronal es que no se puede cumplir con las escalas salariales acordadas si no se cobran los subsidios en los montos reclamados. La camarilla de Bustinduy por su lado, aspira a desplazar a Roberto Fernández y sustituirlo en el manejo de los fondos del aparato sindical y la obra social. Es la que en diciembre tomó por asalto la sede central de UTA apoyada en una horda de barrabravas disfrazados de choferes. Que los intereses de Bustinduy no son los de los trabajadores, queda demostrado por su accionar como rompehuelgas en los conflictos que afectan a su aliado patronal Dota. Fue el caso del paro en marzo pasado de la 542 y 551 en Puente La Noria por el despido de Medina, atacado por una patota armada de Bustinduy, en alianza con la patronal y la policía con disparo de armas de fuego y quema de colectivos.


Esta fracción burocrática se apoya en la situación salarial desesperante del gremio, donde Fernández ha entregado todas las paritarias  con salarios a la baja. La postergación del pago de correcciones del 2019 más el bono de 3000 pesos, fue la gota que rebalsó el vaso de un gremio asolado además por sanciones y despidos permanentes, trabajo en negro y una obra social de terror.  A último momento el 10/2 Fernández anunció un acuerdo para el cobro de deudas del 2019 por un 18,3% en dos cuotas en febrero y marzo, quedando pendientes cifras que ya debieron cobrarse este año. Con este “consuelo” y un pedido de intervención al gobierno y las empresas Fernández salió a enfrentar el paro disidente. Si bien el Ministerio y la CNRT (Comisión Nacional de Regulación del Transporte) salieron a criticar el paro y amenazar con sanciones, el sector Bustinduy, que demostró un cierto poder de fuego para paralizar una parte de los colectivos, se cuidó de aclarar que la medida no estaba dirigida contra el gobierno de F y F. Como sector que apoyó al Frente de Todos desde la tribuna moyanista, no deja de ser un factor en la interna del gobierno y de este con los sindicatos.


El argumento de que el pago de los salarios depende del cobro de los subsidios, y este, a su vez, de la precaria situación financiera del Estado, requiere de una respuesta gremial vigorosa. Es un argumento falaz del mismo orden del que se usa para postergar aumentos a los docentes o a los jubilados. Un plan de lucha acorde con este ajuste, requiere, en primer lugar de una posición política independiente del gobierno y de ambas camarillas de la burocracia. Y de un programa, que partiendo de la recuperación del salario perdido, encare también las condiciones de trabajo, la obra social y la democracia sindical. Un estatuto cárcel, que  impide absolutamente la organización y presentación del activismo antiburocrático, debe ser derogado.


Solo la línea 540 de zona sur fijó en la jornada una postura independiente. Resolvió en asamblea y llevó adelante un corte en Puente La Noria, a favor de la restitución completa del salario como una manifestación claramente antiburocrática.  Choferes portaban carteles que rezaban: “Paguen ya los que nos deben. Nada de pagar en cuotas” o “Los choferes de la 540/553 decimos ni Fernández entregando nuestro salario Ni Bustinduy queriendo UTA para Dota”. Estas líneas no la miraron por TV; salieron al cruce, con ideas propias, de una medida demagógica que pretende llevar a los trabajadores detrás de un proyecto burocrático patronal. Esta orientación debe ser la base de un reagrupamiento autoconvocado de activistas del gremio, que se plantee su recuperación con métodos de clase.