La empresa de la carne Marfrig (exBrf, exPaty), continúa con sus métodos de persecución, hostigamientos y malos tratos a trabajadores y trabajadoras de la empresa.

Recordemos que hace poco más de dos meses les trabajadores en asamblea votaron un paro por tiempo indeterminado que hizo retroceder el intento de la patronal de llevar adelante suspensiones y despidos arbitrarios.

Marfrig compró a Brf-Quickfood en 2018. Antes de eso, en 2017, Brf-Quickfood llevó adelante una recategorización a la baja del convenio colectivo de la carne y abrió un plan de retiros voluntarios, que no son más que despidos encubiertos. Son estos métodos los que continúa utilizando Marfrig atacando las condiciones de trabajo y reduciendo su planta permanente de trabajadores. Les trabajadores ven que donde antes realizaban tareas dos trabajadores ahora solo lo hace uno y al mismo ritmo de producción. Es una reforma laboral de hecho.

El miércoles les trabajadores salieron al paro por tiempo indeterminado a pesar de que realizaron tareas para que algunos productos alimenticios no se echen a perder. Mientras sufren la presión patronal para que “arreglen” y así se vayan por su propia decisión.

En las oficinas del Ministerio de Trabajo la única solución que han encontrado a los sucesivos conflictos es la conciliación obligatoria. El Ministerio solo presta sus oficinas para que se den las audiencias entre el sindicato y la patronal, no resuelve ninguna de las problemáticas que sufren les trabajadores, lo que permite que la patronal siga adelante con suspensiones y despidos.

La multinacional brasileña intenta aumentar sus ya super ganancias a costa de las condiciones laborales y los puestos de trabajado de les trabajadores de la carne. Siguen la misma línea de la otra patronal negrera de Arrebeef, en Ramallo.

Se hace necesario que el Sindicato de la Carne convoque asamblea general para debatir entre les trabajadores que han mostrado sobradamente su voluntad de lucha. Son necesarias también acciones conjuntas de todo el gremio que le pongan un freno a la voracidad patronal, que viene haciendo negocios aún más beneficiosos que antes en medio del aumento de las exportaciones y de las trabas que impone la pandemia para unificar las luchas. La defensa de los puestos de trabajo y del convenio están a la orden del día en todas las fábricas de la carne, junto con la exigencia de medidas de seguridad e higiene que ninguna patronal cumple.