Sindicales

26/10/2016

Bochorno en el Confederal de ATE: hacen falta un congreso de bases y una nueva dirección

Que hay detrás de los destrozos ocurridos en el hotel Bauen.


El Confederal de ATE se suspendió antes de empezar, en medio de un bochorno. Tras el ataque de una patota de la Verde y Blanca (K), los vidrios del Hotel Bauen quedaron destruidos, mientras personas heridas abandonaban el lugar. La disputa entre las dos principales facciones del sindicato llega a un extremo que ilustra el rasgo burocrático de los contendientes. Es significativo que el principal motivo de disputa sean los recursos económicos del gremio; por eso, la deliberación democrática de los afiliados y un plan de lucha frente a las graves amenazas que penden sobre los estatales están ausentes.


La dirección nacional de Godoy tiene una responsabilidad de primer orden en este triste final, porque privilegia sus intereses burocráticos a la organización real de los estatales. La modificación Verde del estatuto de nuestro gremio, aprobada entre gallos y medianoche, tuvo como eje el reforzamiento de la capacidad de intervención del Consejo Nacional en la convocatoria a elecciones. La motivación para este cambio no tiene nada que ver con intereses obreros: se da por la disputa entre Verde Blanca y Verde por la caja, tras la victoria de los primeros en la CABA y más de 7 provincias. Esta fractura es tan burocrática que ambos bandos presentaron oportunamente reglamentos casi gemelos, solo modificando la capacidad de intervención de uno u otro Consejo Provincial/Nacional, según quien dirija. Ahora, la Verde y Blanca denunció, con razón, el carácter profundamente antidemocrático en la composición del Confederal; sin embargo, tiene poca credibilidad como denunciante, toda vez que practica la misma anti-democracia en los organismos que dirige, donde las minorías carecen de cualquier representación. Su queja de que el Confederal tiene como propósito central resolver la transferencia de afiliados a la órbita nacional en detrimento de Capital ilustra, otra vez, que hay una brutal pelea por la caja, que deriva en esta penosa descomposición. Las víctimas de esta disputa burocrática son los trabajadores.


Los desafíos del gremio son gigantescos: miles de despidos nos amenazan, bajo el eufemismo de "dotaciones óptimas". Además, UPCN se apresta a consagrar una nueva entrega de nuestro salario mediante un bono miserable. Con estas direcciones de ATE, sin embargo, no podemos llegar a buen puerto. El derrotero de este 2016 volvió a mostrar la inocuidad de planes de lucha inconexos, con paros aislados y sin deliberación, que desmoralizan a las bases –un clásico de los de la Verde, que comparten sin divergencia alguna con sus primos Verdiblancos. La bochornosa pelea de camarillas implicó la ausencia de ATE en la Marcha Federal; ahora mismo, la preparación de medidas separadas en noviembre –un pelotazo en contra. Los kirchneristas de Capital, por su parte, se han preocupado más por dorar la píldora a la ex presidenta Cristina Kirchner y a sus ex ministros que por organizar cualquier lucha seria. ¡Convocan a los trabajadores a celebrar a los responsables de la precarización laboral y los salarios de miseria!


Este cuadro clarifica el enorme realismo del reclamo de un congreso de bases que impulsa Tribuna Estatal. La organización democrática de los trabajadores para luchar contra el ajuste se contrapone por el vértice con el espectáculo lamentable que brindan las facciones de burocráticas de ATE. Es necesaria una nueva dirección, basada en la democracia sindical y la independencia política de los trabajadores.