En las últimas semanas se disparó el debate sobre el atraso salarial en el gremio Luz y Fuerza y la inacción de su conducción. El descontento lleva mucho tiempo acumulado: los trabajadores cargan con más de cinco años de paritarias firmadas a la baja por Rafael Mancuso, cabeza máxima del sindicato Luz y Fuerza Capital Federal, sin ningún mandato de las bases. A esto se suma el avance de la flexibilización laboral, la persecución de las empresas, una gran tercerización de compañeros, la pérdida salarial de los jubilados del gremio y reclamos sobre el funcionamiento de la obra social.

La deliberación comenzó con un grupo de trabajadores en Edenor, y, en pocas horas, ya abarcaba a bastos sectores y sigue extendiéndose. Se vienen organizando de manera autoconvocada trabajadores y trabajadoras de Edenor, Edesur, Edelap, tanto cuadrillas y guardia como administrativos o sectores comerciales y ramas como Transmisión (los trabajadores de la empresa Transener están llevando adelante medidas de fuerza) y Generación, que también se encuentran en una situación de pérdida salarial agobiante .

Los reclamos son varios, pero sin duda la consigna que unifica al colectivo es la exigencia a la conducción del sindicato de que tome el reclamo de las bases por un aumento salarial del 100% de manera inmediata. Los trabajadores redactaron un petitorio y vienen juntando firmas; el mismo no fue recibido por la Comisión Directiva de Luz y Fuerza Capital, incluso la mayoría de los delegados se negaron a elevarlo al gremio. Esto suscitó una movilización a la sede del sindicato el pasado viernes.

Como respuesta, no se hicieron esperar las advertencias y amenazas por parte del sindicato. Se trata de algunos delegados, secretarios de zona o subsecretarios que ofician de burócratas más que de representantes de los afiliados.

Hablamos de un sindicato con mas de 10 mil trabajadores y 75 mil a nivel nacional en la Federación. El gremio pasó de ser sindicato modelo y faro de la clase obrera por la fuerza de sus luchas en el pasado, a tener salarios que apenas superan la canasta de pobreza ($120mil), obvia responsabilidad de la conducción actual, que, dicho sea de paso, es lista única, sin oposición y se viene perpetuando hace más de 35 años.

Es necesario que se difunda y masifique el reclamo para lograr adhesión y una relación de fuerza que imponga el aumento salarial exigido. Solo la unidad de las bases de todos los sectores y las resoluciones mediante votación en asambleas podrán dar un curso firme y una salida para este reclamo justo, lógico y necesario para todas las familias involucradas.

Por un plan de lucha que discuta el paro de actividades y la movilización hasta lograr una respuesta positiva para todos los sectores, por un aumento del salario real que recomponga todas las pérdidas por inflación y por la remoción y reemplazo mediante votación en asamblea de los representantes sindicales que no representan a los trabajadores.