Sindicales

23/3/2006|938

Carta abierta

Obreros y familiares en lucha desde Las Heras


Hoy queremos decir desde la distancia que fuimos avasallados por los políticos de turno. Pero los reclamos que planteamos fueron y serán genuinos, pese a las operaciones de nuestros “representantes” gremiales, tanto de la Uocra como de los Petroleros Privados, junto al gobernador Acevedo y el presidente de la Nación.


 


Estamos presos en nuestro pueblo. La muerte de Sayago fue tomada para ocultar nuestro reclamo. Venimos siendo víctimas de una escalada de denuncias sin fundamento a partir de esa muerte. Fuimos conejillos de indias de las internas entre el gobernador y el presidente. Sin embargo, nuestra lucha es por los magros salarios que cobramos. ¿Dónde estaban estos gobernantes para encauzar el reclamo desde un principio?


 


Ahora utilizan una muerte, que no les importa, para derrotar nuestra lucha. Pero, una vida no se devuelve con condecoraciones. No hay derecho a usar esa muerte contra el reclamo legítimo de los trabajadores. En realidad, la esposa de Sayago debería apuntar a los jefes y superiores de su marido y al propio gobernador como responsables y no a nosotros y nuestro reclamo que hoy ya es nacional.


 


Desde algún lugar del sur, el bastión de la lucha, la provincia del presidente, Las Heras, provincia de Santa Cruz: reivindicamos nuestra pelea y le decimos a los compañeros trabajadores de todo el país que este es solamente el principio, que nuestra bandera no será olvidada porque nos asiste la verdad, porque tenemos derechos.


 


Estamos refugiados en la Iglesia para la contención de los familiares de los presos políticos y para protegernos nosotros mismos. Nosotros, sólo sabemos como trabajadores de la Patagonia, de esta Patagonia Trágica, que militarizar nuestro pueblo tiene como único objetivo cuidar los intereses foráneos.