Los trabajadores de la salud de Catamarca vienen de protagonizar en las dos últimas semanas las marchas más multitudinarias de los últimos tiempos.

Un millar de personas se concentró en la plaza de La Alameda el jueves 9 en la “Marcha de las Antorchas”. Además de los trabajadores de los hospitales y postas del valle central, se dieron cita docentes, vecinos de las barriadas, trabajadores municipales y representantes de no docentes de las escuelas de la provincia.

Unas horas antes de la marcha, el ministro de Salud (Aguirre) llamó a los trabajadores de la salud de la región (que tienen los salarios más bajos de la zona) a aceptar la oferta del gobierno, que en el mejor de los casos apenas supera los 150 pesos, en negro.

Con las declaraciones, la marcha cobró mayor combatividad. La representante del Hospital de Niños dio un detalle pormenorizado de la situación de los trabajadores del hospital, fustigó a la burocracia traidora de Atsa e instó al pueblo a que acompañe las movilizaciones. El médico Perea, de Autoconvocados, comparó el aumento miserable que ofrece el gobierno con el reciente aumento en la dieta de los funcionarios: “para ellos el título debe pagarse 500 pesos y a nosotros, 50”. El representante de los trabajadores de los planes llamó a profundizar la lucha contra el trabajo en negro. Torrente, de Tribuna Docente, denunció que el gobierno viene a destruir la educación y la salud y llamó a crear una Coordinadora de trabajadores por el salario. Tato Traverso llamó a asambleas en todas las postas y hospitales y dejó en claro que el ofrecimiento no satisface las expectativas.

El viernes 10 los trabajadores rechazaron unánimemente la oferta del gobierno de montos en negro y que no nombra en planta, como piden los autoconvovados, a ningún trabajador de los planes. La semana que viene se evalúa realizar un paro sorpresivo y se mantiene la marcha de las antorchas para el jueves.

La marcha de los jueves ha empezado a ser el canal de los luchadores de la provincia. Vamos por la unificación de los reclamos y hasta la satisfacción de todas las exigencias: básico de 750 pesos y no más trabajo en negro, nombramiento del personal ad honorem y de los planes, por una carrera sanitaria aprobada por los trabajadores.

Lo que está en juego es el destino de la salud pública que el pueblo y sus trabajadores han empezado a tomar en sus manos.