Sindicales

11/3/1999|618

Catástrofe laboral en la industria metalmecánica de Córdoba

A las más de 7.500 suspensiones en las terminales automotrices y autopartistas, en estos dias se sumaron 1.500 más en Delphi Packard, Zanello, Estanford, Implecord, etc. A esto hay que agregar una lista no conocida de despidos directos (36 en Perkins, 40 en Bertrand Faure, 15 en Profile, de las que se saben) y una lista aún mucho mayor de despidos encubiertos (retiros ‘voluntarios’): 240 sólo en Delphi Packard. Muchas empresas han aplicado la reducción de la jornada laboral, por supuesto con reducción salarial.


Atribuyen esta situación a la crisis brasileña, aunque antes de la devaluación del real, en el último trimestre del ‘98, la producción industrial en Córdoba ya había caído un 7% en relación al ‘97 (La Voz del Interior, 4/3), y muchas de estas empresas (como el caso de Perkins) no tienen prácticamente comercio con Brasil.


Frente a esta situación, la política de todos los dirigentes sindicales es casi un calco. Desde Campellone, Agüero (Bell Ville) a Gallo de la UOM Ferreyra o el sindicato de Perkins todos se dedican a firmar acuerdos para el pago completo de la indemnización (siempre en cuotas) o el aumento de los sobresueldos por retiro voluntario. De esta manera, se convierten en la rueda auxiliar de la política patronal que pretende aprovechar esta crisis a su favor.


Pero esto no es inevitable. Recientemente, Clarín (2/3) informó que Renault, a nivel mundial, tuvo en el ‘98 una ganancia superior a los 1.400 millones de dólares, un 38% más que en el ‘97. Es decir, existen las condiciones materiales (dinero) para impedir esta masacre laboral que están pagando los trabajadores.


La burocracia busca impedir una salida de conjunto como la que planteó la asamblea del Smata: repartir las horas de trabajo, lo que implicaría un plan de lucha para imponerlo con movilizaciones, cortes de rutas y ocupaciones de fábrica.


El Partido Obrero de Córdoba está impulsando una asamblea provincial de activistas con el objetivo de fijar una política independiente y definir una acción que imponga una salida obrera a la crisis.