Sindicales

22/7/2004|860

CGT: Política obrera o política patronal

En el reciente Congreso de la CGT, nos enteramos por Clarín (15/7); que “no hubo ningún debate pero se aprobó por unanimidad, el plan estratégico que deberá seguir la central sindical y que, pequeño detalle, todavía no fue elaborado”.


La perspectiva que, sin embargo, trazaron Hugo Moyano y Luis Barrionuevo fue, por parte del primero, “demostrar a todo nuestro pueblo que el movimiento obrero organizado es irremplazable” (ídem) y, por parte del segundo, asegurar que los piqueteros “con nosotros no tienen nada que ver, porque la CGT es peronista” (Página/12, 15/7). En otros términos lo planteó también Rodolfo Daer: “Nosotros no vamos a organizar piqueteros, el peronismo se tiene que hacer cargo de cómo permitió que avancen sectores trotskistas en los barrios humildes donde antes trabajaba el Partido Justicialista” (Río Negro, 5/7).


Moyano tiene, con todo, sus diferencias con estos dos porque, para él, lo que ocurre es que la “protesta piquetera está agotada” y “deslegitimada”, es decir que alguna vez no lo estuvo, y que la CGT debería relevarla. Sin embargo, para proceder a este relevo no ofrece nada. No hay una sola reivindicación significativa.


¿Qué salida?


Las fracciones de la CGT que acaban de unirse (y la CTA) actúan sobre la base de la reforma laboral o sea, en esencia, la piedra libre para la patronal en los lugares de trabajo y el reconocimiento de la privatización previsional y social. A Moyano lo acosan las mismas preocupaciones que a la patronal –la producción y las ventas. El otro día hizo una confidencia: “¿Sabe qué me dijo Kirchner…? (Que) se están construyendo 140.000 viviendas por el Fonavi y (va) a poner en marcha 120.000 viviendas más” (Página/12, 17/7). El plan de obras que acaba de anunciar el gobierno, incluyendo estas viviendas, elaborado por la Cámara de la Construcción que controla Techint, prevé el empleo de unas 381.000 personas de aquí al 2008, una reducción de un punto de desocupaciíon en toda la década.


Cuando los dirigentes de la CGT “unida” dicen: “Tenemos que recuperar la calle con los trabajadores para encontrar soluciones para los desocupados” (Lingieri, Página/12, 15/7, simplemente fantasean. La burocracia no tiene la menor intención de “ganar las calles”, por la simple razón de que es oficialista.


¿”Soluciones para los desocupados”? Que se abran los ‘archivos’ del Ministerio de Trabajo con los convenios firmados por los 33 dirigentes que forman la ‘nueva’ cúpula de la CGT durante los gobiernos de Duhalde y Kirchner. Allí están las pruebas: convenios que convalidan la devaluación del salario, ‘jornada anual’ de trabajo que destruye las ocho horas y las horas extras, con un promedio de 2.100 horas y extremos de 2.300 (Alemania, 1.557; Francia, 1.605; Gran Bretaña, 1.693; promedios del año 2002, Ocde).


¿”Los métodos”?


Hugo Moyano y la burocracia de la CGT han renunciado a cualquier lucha en serio, no solamente a la “metodología piquetera”. Lo dijo él mismo dos años atrás: “(las huelgas) están agotadas para el movimiento obrero organizado, porque la gente está cansada, agotada” (La Nación, 13/7/02).


En tanto que en Parque Norte el gobierno alumbró su propio frente anti-piquetero, cooptando a media dirección de la CTA, ahora ha parido un Parque Norte II, bajo la tutela de Techint. En este caso, lo hace en común con el duhaldismo, poniendo de relieve la inviabilidad de los dos proyectos.


La burocracia tiene plena conciencia de lo que representa el movimiento piquetero como factor social y político para independizar a la clase obrera de la burocracia sindical. En Tucumán, en San Lorenzo, en la Ciudad y el Gran Buenos Aires, en Neuquén, en Córdoba, los piqueteros se encuentran con los activistas sindicales en una lucha y en un planteo estratégico cada vez más convergente.