Sindicales
2/4/1991|326
Clarín: La “izquierda” fundida le dio el diario a Ongaro
¿Discutirá la I.U. su responsabilidad?

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Después de cuatro años, la burocracia sindical retomó el control de la Interna gráfica de Clarín, en una elección sin rivales, porque la comisión saliente no presentó una lista propia.
Los arquitectos de la catástrofe son precisamente los dirigentes “izquierdistas" de esa comisión saliente. Un año y medio les llevó la “obra" que comenzaron al enterrar la ocupación del taller en Julio de 1989 en una lucha que se extendió por 45 días, la mayor que hayan protagonizado los mil trabajadores de gráficos y prensa del diario. En esa oportunidad la C.l. izquierdista levantó la lucha sin obtener ninguna reivindicación, enmarañando a la base con la “mediación de Ubaldini y varios parlamentarios", que “facilitarían la negociación con la patronal”. Evitaron, ni que decirlo “todo choque con el sindicato para no quedar aislados”. La política de la Naranja de gráficos fue, en ese momento, profundizar la movilización, marchar sobre el sindicato, imponer la asamblea del gremio y unir la lucha con La Nación, Perfil, Crónica y Atlántida, que eran protagonistas en esos días del último ascenso del gremio.
Cinco meses más tarde, estos tempranos promotores de los “nuevos métodos piccininistas” en el movimiento obrero, los cuales consisten en declarar “caduca” la lucha y los métodos de acción directa, constituían “sin sectarismos” una interna frentista con elementos de la verde (la lista de la burocracia). Tras ello pasaron como por un tubo una reducción de personal de alrededor de 100 compañeros en dos tandas; la disminución de dotaciones en máquinas, la pérdida de conquistas internas y la definitiva reducción del salario real del diario que impuso la patronal en 1989. Clarín quedó colocado así detrás de Nación, de Crónica, de Atlántida y por momentos de pequeños talleres gráficos. No quedaron ni huellas del que fuera llamado “el diario de los burgueses del gremio”, debido a sus altos sueldos.
Este remate tuvo como protagonistas al MAS y al PC. “Solidaridad”, del Mas, contabilizaba “el triunfo de la intervención de Ubaldini” y “el apoyo del sindicato gráfico a Clarín”. Llamando victoria a la derrota, con la sola finalidad de ocultar su responsabilidad en el retroceso, estos izquierdistas se lanzaron, tras las derrota de la ocupación, a formar la Agrupación “Celeste" con elementos desplazados del ongarismo, el PC, el PTS y algunos expulsados de la Naranja. Estos "genios de la nueva etapa” definieron su política así: “acumular fuerzas sin ir al choque” es decir, hacer tortilla sin romper huevos.
A un año de aquello quedaron pulverizados y lo más podrido de la burocracia volvió a dirigir Clarín. El Mas abandonó el barco pero no su política, por eso no pudo reagrupar a nadie.
La agrupación Naranja anticipó este futuro en el curso mismo de las luchas. Como consecuencia de esto una importante fracción de la vanguardia del gremio ha crecido políticamente y ha implantado internas combativas. Acumulando fuerzas por medio de la lucha, claro.
Los dirigentes de Clarín, en cambio, se han fundido y han fundido el movimiento, no por haber sufrido una derrota sino por haber sido sus organizadores.
Este balance vale para Ciccone, para Rotográfica Argentina, para la Nación, víctimas de la misma política. Vale para armar las luchas en curso en Quela, en la Prensa, alrededor del reclamo de una Asamblea General del Gremio en lugar del desgaste aislado, para superar la regimentación del estado patronal y de la burocracia…