Sindicales

16/11/2000|688

Clarín: Utpba camera

El martes 7, una asamblea de trabajadores de Clarín y Olé resolvió por veinte votos de diferencia y cuarenta abstenciones rechazar la propuesta del paro hasta la reincorporación de los 117 compañeros despedidos.


En un marco de confusión, primó entre un sector de los trabajadores el temor a una represalia aun mayor de la patronal, que amenazó, apretó y chantajeó a los compañeros con todo tipo de sanciones buscando dejar a la Comisión Interna y a los despedidos como parias. La presencia de la Infantería, y su carga contra los trabajadores; la legión de patovicas y matones enviados a recorrer las redacciones y que, en una acción conjunta con la policía, reventaron a golpes a los compañeros que integraban los piquetes; la filmación de las asambleas que se desarrollaron en la puerta, desde dentro y fuera de la empresa; los histéricos llamados de los jefes a los celulares de los compañeros que participaban de las reuniones, exigiéndoles su rápido ingreso a la empresa; el organigrama de traffics y remises colocados en distintos puntos del centro de la ciudad para hacer ingresar sigilosamente a los compañeros al diario, todo esto prueba que el monopolio se jugó a fondo para quebrar a la organización sindical independiente de los trabajadores de prensa de Clarín y Olé. Esta organización, luego de echar a patadas a los delegados propatronales y podridos de la interna anterior, aparecía como una valla a los intentos flexibilizadores de pasar de 6 a 9 horas la jornada laboral, y de despidos masivos entre el personal de ambos diarios.


En los decisivos cuatro días que fueron desde la recepción de los telegramas de despidos a la asamblea con la que comienza esta crónica, la ausencia de la dirección de la Utpba fue absoluta. Peor todavía. El domingo, el secretario adjunto del sindicato, concurrió a la asamblea para putear a la Interna y a los trabajadores y terminó siendo echado por los compañeros. No contentos con esto, el martes, se dedicaron a repartir un volante en otras empresas del gremio, con el sólo fin de atacar a la Interna y dividir a los compañeros. Desde el 26 de julio, mientras las cinco asambleas generales que dieron surgimiento a esta Interna terminaban con los mandatos de los anteriores delegados vendidos -Quatromano y Camarata, este último directivo de la conducción de la Utpba desde 1984 hasta mediados de agosto-, la conducción del gremio, utilizando todo tipo de recursos, buscó impedir la elección primero, y abortar y aislar luego a la nueva Comisión Interna. Por la apelación a métodos brutales para aislar el conflicto y por la importancia estratégica que tiene Clarín, la “inacción” de la Utpba marca un grado de descomposición agudo y un punto de inflexión profundo de la dirección.


El martes, después de la asamblea, los compañeros ingresaron llorando a la redacción, en medio de puteadas a la empresa y a la Utpba. Hubo reuniones con los jefes en donde se les exigió que terminasen con las chicanas y apretadas. Se han organizado colectas para sostener la actividad de la Interna y los despedidos en la puerta del edificio. Esta presencia debe ser fortalecida en forma incondicional por todo el gremio de prensa, porque resulta clave para las posibilidades de reorganizar las fuerzas golpeadas por la patronal.


La última palabra no está dicha. El martes 14, los trabajadores de Clarín y Olé convocan a los trabajadores de prensa a una gigantesca choriceada por la reincorporación de los despedidos y el sábado 18, a un festival con la presencia de importantes artistas y músicos.


La lucha contra los despidos en Clarín y Olé ingresa en una nueva etapa.