Sindicales

12/7/2021

Como con Macri, los salarios pierden valor con Alberto Fernández

Medida desde el 2018, la inflación le gana siempre al poder adquisitivo de los trabajadores.

Ni bien asumido, el gobierno de Alberto Fernández prometió recuperar el terreno perdido debido al ajuste del macrismo sobre los salarios e ingresos de los trabajadores. A un año y medio de su asunción, los datos reflejan todo lo contrario: sigue la caída de los salarios contra la inflación y se agravan todos los indicadores socioeconómicos.

Es lo que se desprende de la comparación de los números arrojados por el Ripte (Remuneración Imponible de Trabajadores Estables) contra la inflación. Tomados los últimos 12 meses (desde mayo del 2021), los salarios subieron un 42,8% ante una escalada de los precios del 48,8%.

Si se toma un período más amplio, que cubra parte del gobierno de Mauricio Macri y lo actuado por Alberto Fernández hasta la fecha, los resultados son los siguientes: en 2018, el Ripte subió un 30,6% contra un 47,6% de inflación; en 2019, el Ripte escaló un 44,4%, contra 53,8% de los precios; y en 2020, el Ripte subió un 34,9%, contra el 36,1% de inflación anual. De conjunto, se calcula una pérdida del 18% del poder adquisitivo en los últimos tres años.

Si uno toma solamente los salarios que paga el Estado, la relación entre ingresos e inflación se amplía aún más. Por ejemplo, para el mes de abril del 2021 la suba interanual de los salarios públicos fue del orden 33,1%.

Números más profundos

Pero el Ripte mide el promedio de las remuneraciones de los trabajadores que aportan al Sipa (Sistema Integrado Previsional Argentino), cuyas declaraciones hayan sido presentadas durante 13 meses continuos. Se trata de un registro “optimista”, que deforma la realidad de millones de argentinos.

Si consideramos los números totales del Salario Mínimo, Vital y Móvil, la Canasta Básica Total (CBT) y Canasta Básica Alimentaria (CBA), la “brecha” entre los ingresos y la inflación se amplía mucho más.

Mientras que en mayo del 2018 el salario mínimo alcanzaba los $9.500, la CBA llegaba a $7.473 y la CBT a $18.833. Para el mismo mes del 2021, el salario mínimo trepó a $24.408, la CBA subió hasta $27.423 y la CBT alcanzó los $64.445. El salario mínimo “creció” un 157% contra un 266% de la Canasta Básica Alimentaria y un 243% de la Canasta Básica Total.

Estos números también podrían compararse con las mediciones del Indec de la población total según ingreso individual, donde se puede apreciar una suba del 152% (por debajo de las canastas) tomados los valores del primer trimestre del 2018 ($16.824) contra el primer trimestre del 2021 ($42.394).

Contra el trabajo y el salario

Las estadísticas también revelan una pérdida de 300.000 puestos de trabajo formales en los últimos tres años, lo que da cuenta del ataque hacia el trabajo y el salario por parte de ambos gobiernos que compartieron el periodo.

Estos resultados ruinosos son consecuencia de la continuidad de una política ajustadoras, donde prima el camino hacia el acuerdo con el FMI y los bonistas privados, por medio de acuerdos salariales a la baja, recortes en el gasto público y garantías para los negocios de los capitalistas.

Esto ha quedado de manifiesto con el “acuerdo de precios y salarios” del gobierno, que no ha sido más que una artimaña para anclar las paritarias mientras la inflación ganaba distancia. Esta política fue impresa en el Presupuesto 2021, con una proyección inflacionaria oficial del 29%. Con esto, el gobierno se envalentonó y salió a gritar a los cuatro vientos que los salarios le ganarían a la inflación, pero hoy todos reconocen que esto está lejos de ser una realidad.

El punto en el que nos encontramos implica un salto de la depreciación y la caída del salario y las condiciones de trabajo, con una tendencia hacia un mayor ataque contra los trabajadores. La salida a esta situación demanda partir de un salario mínimo por arriba de los $64.445 de la canasta básica, al igual que un seguro universal al desocupado equivalente a este salario. Por su parte, los salarios deben superar la línea de la canasta familiar, hoy en $100.000, para lo que es preciso la existencia de paritarias sin techo. Estas tareas plantean la necesidad de una nueva dirección en el movimiento obrero, clasista y combativa, que rompa con la entrega de la burocracia sindical, y el desarrollo una alternativa política de los trabajadores, tarea que el Frente de Izquierda Unidad desenvuelve ahora y de cara a las próximas elecciones.