Intensos intercambios de posiciones se vienen desarrollando en las últimas reuniones nacionales de la CTA Autónoma. Llamó la atención en este cuadro un documento publicado por la agrupación Germán Abdala de ATE (que dirige Pablo Micheli) en el que propone un programa reivindicativo y como salida organizativa plantea la reunificación de las tres CTAs, como herramienta para los desafíos de la “pospandemia”.

El extenso texto no cuestiona la política del gobierno de Alberto Fernández. Le realiza un elogio al reconocerle “una sensibilidad social acorde a los tiempos” y agrega “con matices” pero no explica los “matices”. Se coloca en el campo del gobierno de Alberto Fernández y, aunque no lo expresa abiertamente, se propone rescatar al gobierno para una política popular.

En provincias y hasta en la dirigencia se han planteado voces discordantes con esta estrategia, que se topa con la realidad de un gobierno patronal. Llueven denuncias por las políticas de ajuste y flexibilización laboral de los gobernadores. Algunos compañeros reclaman que las jubilaciones otra vez son variable de ajuste del presupuesto nacional. Otros cuestionan las vacilaciones ante la derecha en el tema Vicentin o en el tema impuesto a las riquezas, y ni hablar del arreglo y reconocimiento integral de la deuda externa sin ninguna clase de investigación, ni reparo. La conclusión de muchos militantes es que el curso del gobierno está dictado por los grandes capitales extractivos, agrarios y financieros.

Esta situación ha llevado a reclamar un debate de fondo, un programa de clase y un planteo organizativo independiente.

La propuesta de unidad con las otras CTAs también plantea el mismo conflicto, ya que implica unirse a aparatos que están atados a las propuestas de Pacto Social del gobierno y las patronales, como en el caso de Yasky cuya estrategia es la unidad con la CGT y que acaba de cerrar una paritaria docente con aumento cero y asignaciones ridículas como la de material didáctico $ 216, o el caso de Lozano que defiende la política de pagar la deuda externa desde su lugar en el directorio del Banco de la Nación.

La encrucijada no podría ser mayor ya que por un lado se dice que no apoyamos el pacto social y se da a entender que el ministro de Trabajo, Claudio Moroni,avala la reforma laboral y por el otro se sigue reivindicando que “todos juntos derrotamos a Macri”… Pero a Macri ¿no había que echarlo porque venía por la reforma laboral y jubilatoria? ¿No es ese precisamente el programa que se va a acordar con el FMI? Estas contradicciones dominan el escenario de la central y posiblemente el de otras dirigencias similares. Tamañas contradicciones debilitan incluso declarativamente a la CTAA, a la que dirigentes del interior han reclamado “una posición más firme contra el reconocimiento integral de la deuda externa”.

Quienes firmamos esta nota planteamos a la militancia de la CTAA (Micheli) una orientación positiva para la organización, que a nuestro criterio pasa por romper con el gobierno de Alberto Fernández, organizar un Congreso de Bases de la central, debatir una estrategia independiente anticapitalista y concretar la unidad de acción con todos los que quieran luchar. Naturalmente en primer lugar con las asambleas y jornadas de lucha del Plenario del Sindicalismo Combativo.

Por este camino podremos avanzar con una perspectiva clasista y enfrentar los pactos que se apresta a sellar el gobierno de Alberto Fernández con el FMI, aportando nuestro granito de arena a la lucha de la clase contra la reforma laboral y jubilatoria, para que la crisis no la paguen los trabajadores.

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https://prensaobrera.com/sindicales/la-nueva-normalidad-flexibilizadora/