Sindicales

19/10/1993|404

¿“Común acuerdo” en el conflicto de la salud?

Luego de más de dos meses de movilizaciones multitudinarias, con el apoyo de miles de vecinos, y tres semanas con la Subsecretaría de Salud tomada, concluyó la lucha de los trabajadores. Se ha llegado a un desenlace que por “común acuerdo” de las partes retrotrae la situación al inicio del conflicto. Se perdió así una situación excepcionalmente favorable para el movimiento obrero, acentuada por la derrota del gobierno en las pasadas elecciones, y las fracturas internas y violentísimos enfrentamientos en  el partido gobernante.


La lucha de la salud se desenvolvió mientras el gobierno votaba junto al justicialismo y al MID una ley de jubilaciones anticipadas, retiros “voluntarios” y pases a disponibilidad, bautizada rápida y acertadamente como Ley de Despidos. Por lo tanto para los estatales no es lo mismo que el gobierno salga indemne que derrotado de la lucha que desencadenó el área salud pública. Cabe preguntarse: ¿Por qué luego de tanta masividad y combatividad los trabajadores de salud, y por lo tanto el conjunto de los estatales, se quedan con las manos vacías?


La respuesta nos lleva directamente a la conducta y a la orientación impuesta por la Comisión Directiva de ATE, que al principio trató de aislar la lucha y apostar a su desgaste, a pesar de que todos los estatales están reclamando aumento salarial y contra la Ley de Despidos. Sólo cuando resultó evidente que la lucha de los hospitales se desarrollaba a pesar de la política de la Directiva, el secretario general declaró que “ahora sí nos sumamos a esta lucha”.


Hasta ese momento la dirección del conflicto estaba exclusivamente en manos de la junta interna del hospital Neuquén: los delegados de salud y la dirección de la Asociación de profesionales, enrolados en la oposición. Sin embargo, la cuestionada Comisión Directiva de la seccional  pasó en cuestión de horas a tomar la riendas del conflicto. A la larga, esta maniobra se revelaría como la principal debilidad de la lucha; porque finalmente, “desde adentro”, la CD pudo desarrollar aún mejor su política de mantener el conflicto circunscripto al sector salud. En las tres semanas que duró la toma de la Subsecretaría, no convocó un solo plenario general de delegados. Con esto evitó que irrumpiera la presión de la lucha por el salario del resto de los organismos y que la huelga de salud se convirtiera en una huelga provincial por el salario. También evitó que la lucha salarial confluyera con cuestiones candentes de otros sectores estatales, como por ejemplo la “municipalización” de las UAF (unidad de acción familiar) las “privatizaciones” de servicios, etc. El copamiento de la dirección del conflicto por parte de la directiva de ATE desnudó la debilidad política y la inexperiencia de gran parte del activismo de salud; bien que en este conflicto los compañeros han tenido una militancia heroica. Los combativos activistas de salud cerradamente rechazaron la injerencia del degennarismo al exigirle que su papel en todo caso fuera sumar al resto de los estatales en vez de venir a “encerrarse” en la toma. Lentamente se fue introduciendo un vaciamiento de consignas: el reclamo salarial y contra la Ley de Despidos fue reemplazado por la “defensa del hospital público”, en vez de ser tomado como un nuevo eje agregado al salarial, pero sin resignar este último. Luego se redujo el eje de la lucha a “lograr que el gobierno nos reciba”. Ahora que el gobierno consiente en “recibir” los reclamos, se vuelve al punto de partida.


Hubo condiciones para derrotar al gobierno, pero las direcciones sindicales del CTA jugaron a impedir esta derrota. Esta conducta quedó reflejada con relación al propuesto paro provincial convocado para el viernes 8/10, en coordinación con otros gremios, incluidos los de la fantasmal CGT. La propuesta de paro salió por la maduración, durante el desarrollo de la toma, de algunos activistas de salud. Pero los burócratas la abortaron con el argumento de que “no hubo tiempo para prepararlo”, esto luego de tres semanas de toma y movilizaciones multitudinarias que conmovieron la vida política de la provincia.


Ahora se abre un período de “negociaciones”; el gobierno se ha adelantado en declarar que “no puede” dar un solo peso de aumento y que se prepara a “reordenar el Estado”, es decir, cesantear, privatizar, etc. Junto a cientos de compañeros de salud que han hecho una experiencia intensa en el sostenimiento de la toma y de la lucha, debemos hacer un balance de esta etapa del conflicto (que no se ha agotado) y prepararnos para dotarnos de una nueva dirección en las próximas luchas.