Sindicales

25/4/1995|445

“Conciliación voluntaria” con los despedidos afuera

A las tres de la mañana del viernes 21 de abril, una asamblea de trabajadores de prensa de Página/12 aprobó —por 54 votos a 21— el levantamiento del paro que venían cumpliendo desde hacía ya 18 días, contra el despido de 70 compañeros.


La asamblea aceptó la propuesta de la dirección de la Utpba de levantar la huelga para iniciar una “conciliación voluntaria” de diez días, durante los cuales se negociarían con la patronal… los montos de las indemnizaciones. La patronal pretende reducir las indemnizaciones de convenio en hasta un 60% y, encima, pagarlas en hasta diez cuotas. Desde un principio del conflicto, la patronal exigió la “quita” de las indemnizaciones y su pago en cuotas. Cuando los trabajadores lo rechazaron, la patronal comenzó a enviar telegramas aduciendo “despidos con causa por participar en asambleas gremiales” (¡vaya con los “progresistas”!). Después de 18 días de huelga, la dirección de la Utpba ha llevado el conflicto a su punto de partida: en la negociación que se avecina, plantea “conquistar”  el retiro de los telegramas y el pago de una indemnización, quizás un poco superior, quizás en menos cuotas. Del reclamo inicial que votó por unanimidad la asamblea de Página/12 apenas se conoció la decisión patronal de despedir a 70 trabajadores —“¡ni un solo despedido!”—, la dirección de la Utpba no ha dejado nada en pie. El “acta de conciliación” —que la dirección de la Utpba firmó con la patronal— ni siquiera contempla el pago de los días caídos…


¿Cómo se explica que los compañeros de Página/12 acepten ahora lo que habían rechazado airadamente dos semanas antes? Por la tarea de demolición de la huelga que, desde adentro, llevó adelante la dirección de la Utpba y los delegados vinculados a ella. La dirección centroizquierdista de la Utpba mantiene sólidos lazos políticos —y no sólo políticos— con los directivos, columnistas y jefes carneros centroizquierdistas de Página/12. Por eso, durante los 18 días de huelga, desalentó cualquier posibilidad de profundizar el conflicto —mediante la ocupación de la empresa o el paro general de todo el gremio— con argumentos tales como que “no se puede ganar”, o “la gente no da”. Lo mismo decían los carneros que seguían sacando el diario: desde las propias páginas de Página/12, Pasquini Durán planteó que los compañeros despedidos debían aceptar con resignación (¿cristiana?) su situación, para favorecer —de paso— la continuidad del “único medio progresista”.


La directiva de la Utpba traicionó la lucha de Página/12 y dejó a los setenta despedidos afuera para no romper sus compromisos políticos con los explotadores “de izquierda” . En una verdadera cumbre de cinismo, publicó una solicitada llamando a cumplir el paro del 21… al mismo tiempo que firmaba la “conciliación voluntaria” en el diario “progresista”, lo que significaba liquidar la posibilidad de que el paro nacional se cumpliera en el único diario que estaba en condiciones de garantizarlo.


En oposición a la política derrotista de la directiva de la Utpba, la lista Naranja de Prensa se empeñó, en cada momento de la lucha, por plantear la profundización del conflicto y su extensión a todo el gremio, para abrir un rumbo de victoria.