Después de meses de firmar acuerdos “a cuenta de” la paritaria, donde el Ejecutivo largó puchos de recomposición, la comisión directiva del Suoem cerró un acuerdo con el Ejecutivo por un 5% para noviembre y un 5% para diciembre y la promesa de reiniciar las discusiones en enero.

Suponiendo una inflación promedio de 2,71% para noviembre y 2,9% para diciembre, la recomposición habrá alcanzado un 92,92% frente a una inflación de 118%: 25 puntos abajo, siendo necesarios 13 puntos por encima de lo acordado para “empardar” ambos términos.  

Como señaló La Voz del Interior el pasado domingo 8/12, el gobernador Martin Llaryora “se acomodó al ajuste libertario” y lo hizo trasladando el ajuste a los salarios de todos los estatales, incluidos los municipales.

Un balance necesario.

Los municipales seguimos constituyendo una fuerza arrolladora. Los 10 puntos conseguidos fueron producto de la lucha y la disposición a defender el salario está presente en el conjunto de los trabajadores. Sin embargo, esta movilización en ascenso se frenó por una conciliación obligatoria acatada, poniendo un techo a las posibilidades de recuperación salarial.

La convocatoria tardía a un plan de lucha y el acatamiento de una conciliación obligatoria (cantada) garantizó el control sobre la movilización hasta fin de año. La subordinación a este mecanismo disciplinador del gobierno, siendo juez y parte, sacó de las calles la fuerza de los municipales y facilitó el triunfo del intendente Daniel Passerini, dejando nuestro salario con una pérdida de 13 puntos este año.

Pasó algo similar entre los trabajadores estatales: las conducciones sindicales permitieron que Llaryora se acomodara al ajuste libertario con paritarias a la baja y sin organizar el rechazo al incremento de aportes personales a la Caja y al Apross. En nuestro caso, el ajuste de aportes personales constituye un robo que se lleva 22 puntos del salario: nos descuentan el 11%, el 7% y el 4% (ley 10724) para la Caja jubilatoria, con lo cual nuestra pérdida salarial es mayor que la del resto de los estatales. Las burocracias sindicales constituyen una línea de contención y conciliación con el Ejecutivo, con la honrosa excepción es de los municipales de Jesús María, que lograron con asambleas y paros de 7 días conquistar una paritaria 11 puntos por encima de la inflación.

No perdamos la memoria

Desde que asumió el PJ en el municipio nuestro salario va en picada. A la par van la pérdida salarial y la precarización de los puestos de trabajo, reflejando una ecuación que es preciso cambiar: a mayor ajuste, menor salario y peores condiciones de trabajo. El deterioro es marcado en todas las áreas, pero se torna crítico en salud, con la mitad del personal fuera de convenio y un sistema sin insumos para hacer frente a la pobreza creciente de una población cada día más golpeada. Sin embargo, la recaudación sigue incrementándose a base de mayor imposición tributaria.

El 2025 será un año electoral y una oportunidad para recuperar lo perdido. LLaryora y Passerini pretenden mostrar que sus gestiones han ordenado cuentas, cuando el ajuste alcanzado se realizó sobre la base del deterioro de los salarios y el incremento de los servicios, es decir, contra las posibilidades de la población trabajadora de alcanzar una canasta familiar.

En este escenario es necesario preparar en cada repartición asambleas y mandatos que exijan un plan de lucha de inicio y garantice un salario que recupere lo perdido y no pierda ni un punto frente a la inflación. En ese plan, la huelga es un paso necesario para torcer el brazo del gobierno.

Será nuestra tarea preparar ese plan de lucha para dejar de perder, exigiendo independencia política frente al ejecutivo municipal y dando una batalla que esté a la altura de los desafíos e intereses que debemos defender.

Balance de un año de un gobierno incompatible con la vida del pueblo

–

prensaobrera.com