El lunes 28 de agosto, el gobierno de Schiaretti dictaminó una conciliación obligatoria en el conflicto salarial docente. La medida tenía el objetivo preciso de bloquear el paro y la movilización previstos para el 30 de agosto, arrancado por las bases docentes a la conducción burocrática celeste, y que se vaticinaba tendría una masiva convocatoria.

Sin embargo, la determinación de la docencia en la defensa de un aumento salarial real se hizo escuchar, y el mismo miércoles 30 tuvo lugar una importante movilización docente a contraturno, convocada por la oposición combativa que recuperó UEPC Capital, Unidad desde las Escuelas, que confluyó con sectores autoconvocados.

La movilización en Córdoba capital tuvo réplicas en el interior provincial. En ese sentido, hubo marchas en los departamentos Punilla y Tercero Arriba.

Una paritaria empantanada

La conciliación obligatoria constituye un acto desesperado e ilegítimo de un gobierno que enfrenta una paritaria empantanada. Con esta medida arbitraria, el Ministerio de Trabajo actúa como bombero del gobierno provincial, colocándose como juez y parte en un conflicto clave para todos los estatales. A nadie se le escapa que una escalada en la lucha docente puede echar por tierra el endeble acuerdo que cerró Schiaretti con el resto de los gremios estatales días atrás, reabriendo el debate salarial en toda la provincia.

Esta maniobra fue preparada por la conducción celeste de UEPC, que luego de dilatar una semana el rechazo contundente que se imponía desde los mandatos escolares, retrasó al menos seis días la convocatoria a las medidas de lucha, dándole aire al gobierno para montar una campaña contra la lucha docente.

Es así que la conciliación fue antecedida por una campaña de desprestigio de la lucha docente, desembolsando fondos millonarios para pautar un mensaje de siete minutos en los medios masivos de comunicación que ataca a la docencia por reclamar “más de lo que le correspondería”. Funda su argumento comparando los ingresos de la docencia cordobesa con los de la docencia en provincias, tales como Santa Fe o la Ciudad de Buenos Aires, salarios que se encuentran tanto o más empobrecidos que los de Córdoba. De este modo, funcionarios que viven con salarios millonarios buscaron enfrentar a la opinión pública con la lucha docente para defender una propuesta salarial que deja a la maestra por debajo de la línea de pobreza, con un ingreso de 236.000 pesos.

El mensaje oficial provocó la indignación docente. La carta abierta a la comunidad emitida por Unidad desde las Escuelas alcanzó un impacto provincial acorralando al gobierno, quien recurrió a la conciliación obligatoria con la esperanza de enfriar el conflicto. Pero la negativa del gobierno a establecer una mejora en la oferta inicial no hace más de acicatear las tendencias a la lucha docente.

Profundicemos la lucha en unidad con los estatales

La jornada de lucha docente es una respuesta contundente al gobierno y a la burocracia sindical. Desde las escuelas, la docencia ya estableció un planteo claro: 60% en una cuota, con indexación mensual por inflación, tomando el índice más favorable para los trabajadores, restitución del 82%, eliminación de todo diferimiento jubilatorio. Las escuelas también fijaron un método para defender el programa mencionado con la organización independiente, el paro y la movilización.

En el marco de la conciliación obligatoria es necesario defender este mandato de lucha. Hacemos responsable a la conducción celeste de UEPC por habilitar la maniobra del gobierno que busca arrebatarle la iniciativa de las escuelas en la dirección del conflicto, buscando concentrar en una mesa de secretarios generales la dirección de una lucha que fue parida por los delegados escolares, los mandatos y las asambleas de base.

Por eso, llamamos a mantener un estado de movilización, con nuevas acciones de lucha para la semana que viene, que tienen que partir desde las escuelas, donde se estableció el norte y anida la fortaleza de este reclamo. Es desde aquí que se tiene que capitanear esta nueva etapa de la lucha.

Para enfrentar la afrenta del gobierno, desarrollemos la unidad estratégica con los demás estatales que ya están rechazando la pauta de miseria firmada por la burocracia del SEP; en particular las y los trabajadores de salud, que realizan asambleas autoconvocadas en el Polo Sanitario y diferentes hospitales.

Es necesario madurar un frente único de trabajadores para derrotar el ajuste salarial de todos quienes gobiernan.

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