Trabajadores de la empresa La Lácteo, en sus plantas ubicadas en el barrio Ampliación Ferreyra y Villa del Rosario, no perciben sus haberes como corresponde desde diciembre del año pasado, hace meses que la empresa no regulariza el pago de los salarios. La recesión ocasionada por las medidas del presidente Javier Milei agrava el cuadro de crisis.

La Lácteo está concursada desde 2018; pero en los últimos meses los problemas financieros repercutieron principalmente sobre el pago de salarios, y condiciones de trabajo, como la falta de cobertura de la obra social. En este escenario, la patronal planteó pagar los haberes de los trabajadores en cuotas. “A la mayoría se le debe la mitad del sueldo de enero y todo febrero, además de un premio acordado”, publicó La Voz, días atrás.

La citada fuente también sostuvo que “los empleados comenzaron a recibir cuotas correspondientes a los meses adeudados. Algunos contaron que recibieron transferencias de a $ 30.000, completando menos de un tercio de su salario total. Otros no recibieron nada”.

La empresa afirmó que hubo un supuesto paro de actividades, e incluso buscó instalar que por la medida de fuerza se perdió materia prima. Sin embargo, la responsabilidad de la patronal de la crisis quedó en evidencia con la agudización de los problemas, sin paro de por medio.

Efectivamente, la conducción del sindicato emitió un comunicado en el que afirma que “no es cierto que este gremio ni los trabajadores nucleados en Atilra se encuentren haciendo paro, huelga, medidas de fuerza ni bloqueos de la planta. Ponemos a disposición las inspecciones de la Secretaria de Trabajo de la provincia de Córdoba y escrituras labradas por escribano acreditando tal estado de cosas”. El comunicado da cuenta del papel pasivo de una dirección gremial para responder a la desesperante situación de lxs trabajadores.

La empresa también registra inconvenientes para pagar a los proveedores, lo que trae consecuencias en el ingreso de materias primas para la elaboración. Y por lo tanto la producción se ve resentida, y junto con ella la recaudación. Todo este proceso sucede con la complicidad del Ministerio de Trabajo de la provincia que gobierna Martín Llaryora, que hace la vista gorda ante los incumplimientos de la patronal.

El cuadro descripto hace necesaria una intervención independiente en defensa de salarios. Lo señalado es clave en momentos en que el panorama da cuenta de un agravamiento de la caída del consumo, que repercute en el derrumbe de la producción industrial, que cayó un 7,1 en febrero, según Perfil.

Es decir que lo que el gobierno llama proceso de desinflación trae aparejado, en sus términos, un perjuicio para lxs trabajadores de conjunto. Sucede que con la recesión aspiran a contener la suba de precios por “el juego” de oferta y demanda. Sin embargo, las primeras consecuencias son la pérdida de puestos trabajo, y una caída del consumo

Los problemas en el pago de haberes en la empresa La Lácteo, las suspensiones en Petroquímica de Río Tercero, dan cuenta del escenario del que las patronales se valen para avanzar sobre condiciones laborales. No es casualidad de que el ejecutivo nacional y los gobernadores estén conversando sobre un nuevo intento de reforma laboral.

En defensa del salario, los puestos de trabajo, los convenios colectivos de trabajo, las agrupaciones sindicales del Partido Obrero, y el Polo Obrero impulsan una asamblea provincial, como parte de una asamblea nacional que construya la fuerza para arrancar la huelga general para derrotar el plan de Mili y sus cómplices.

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