Sindicales

27/5/2010|1130

CÓRDOBA

Paro nacional ya contra los despidos en Arcor

Tal como lo preveían los trabajadores, se produjeron despidos en la planta de de Bagley (Arcor). La patronal esperó el inicio del feriado largo y el sábado por la tarde envió telegramas de despido a seis activistas de la gran huelga que había finalizado hacía cinco días. Los argumentos para los despidos tienen todos que ver con las acciones en la lucha.

Habría también cartas documentos de advertencia a otros activistas. La patronal rompió la “paz social” que ella misma firmó, lo cual demuestra que este tipo de cláusulas son de una sola mano y que sólo sirven para maniatar a los trabajadores.

Bagley fue la última planta en entrar a trabajar luego de firmado el acuerdo y la que más ampliamente lo rechazó. Allí se concentra el principal activismo de los más de 20 días de una huelga que cambió el curso de las paritarias nacionales.

Rápidamente, los trabajadores convocaron a una asamblea el lunes en la puerta de la fábrica, a pesar del feriado. Concurrieron más de 200 trabajadores, entre ellos algunos activistas de Colonia Caroya.

La burocracia no se presentó a la asamblea, a través de los despedidos mandó a decir que iniciaba la “lucha legal”, pero que eso “iba para largo”. El rechazo a la burocracia fue total y llevó a los trabajadores a una gran deliberación sobre las medidas a tomar; resolvieron un curso de acción que descansa sobre sus propias fuerzas.

Se decidió que el miércoles, con el retorno a fábrica, se comenzaba con una reducción al 50% de la producción y se convocaba a asambleas en las dos plantas para resolver el curso a seguir. Le dieron a la lucha un curso progresivo.

Los despidos no pueden pasar. La patronal quiere limpiar las fábricas de los principales activistas para recuperar mediante un régimen intensivo de trabajo los costos de lo firmado.

Los trabajadores de Bagley cuando discutían el acuerdo salarial que la burocracia firmó sin consultar, además de manifestar su disconformidad, pusieron énfasis en estar alertas por los despidos y rechazar anticipadamente cualquier aumento de los ritmos de producción. Sabían perfectamente con que “bueyes araban”.

Los despidos buscan evitar la puesta en práctica de la conclusión que los trabajadores sacaron del paro, que no es otra que la necesidad de proceder a una organización interna en la planta en abierta oposición a la burocracia y a la patronal.

La Federación tiene que declarar un paro nacional por la reincorporación de los despedidos y el pago de los días de la huelga. Es la única manera de frenar este ataque.